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Vacíos legales y poca supervisión permiten transporte inseguro de GLP
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El último jueves, el distrito de Villa El Salvador amaneció con la peor tragedia que enlutó a todo un vecindario. La deflagración de un camión cisterna de gas ha ocasionado la muerte de –hasta el cierre de esta edición– 14 personas y ha dejado decenas de heridos. Esta tragedia no es producto de la casualidad. Una de sus principales causas radica en cómo está articulada la cadena de ventas de GLP en nuestro país.
Hay serios problemas en las normas que rigen esta actividad, así como falta de fiscalización de parte de las instituciones competentes.
El gremio empresarial del sector ha estado trabajando junto con el Ministerio de Energía y Minas en un paquete de leyes para corregir los vacíos legales que han permitido que prolifere la informalidad en la venta de gas. A pesar de que la nueva normativa ya está lista, aún no se ha promulgado.
MERCADO NEGRO
La cadena del mercado de GLP empieza por los productores. En el Perú hay 6 compañías en este grupo, todas son formales y tienen que cumplir estrictamente con las normas de seguridad y calidad para extraer, refinar o fraccionar la materia prima del GLP.
El producto es enviado a las plantas de abastecimiento. A nivel nacional, hay solo 9 de estos puntos. Las leyes hasta este nivel son bastante exigentes y las compañías constantemente son fiscalizadas. Sin embargo las reglas de comercialización, en adelante, son las que ocasionan los problemas.
La norma establece que se puede vender GLP para dos fines distintos: para uso doméstico en balones de gas, cuyo nombre técnico es GLP envasado; y GLP a granel, cuyo fin es abastecer a grifos, empresas, redes de distribución.
A pesar de que se trata de un solo producto, la diferencia está en los precios. Cuando las plantas de abastecimiento venden GLP para envasado cobran menos que cuando lo venden para ser distribuido a granel.
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El presidente de la Sociedad Peruana de Gas Licuado (SPGL), Luis Felipe Cantuarias, explicó que 7 millones de hogares peruanos se abastecen de gas envasado y es considerado un producto de la canasta básica familiar. “Para evitar que la fluctuación del precio del gas licuado pueda afectar en el precio final al consumidor, al GLP envasado se le incorporó en el Fondo de estabilización de los precios de los combustibles (FECP). Por eso, cuando el GLP sube de la base establecida, se aplica un subsidio”, precisó a Perú21.
Los vacíos legales sobre esta diferenciación de precios han generado que varios ‘graneleros’ se hagan pasar por ‘envasadores’ para comprar GLP más barato. Ello trae como consecuencia que estos informales solo emitan comprobantes de pago adulterados para efectos de alguna fiscalización y que no tienen ninguna validez para declarar sus impuestos ante la Sunat.
Por lo tanto, el resto de la cadena de comercializadores tampoco emite ningún tipo de comprobante y se genera un gran mercado negro, que no tiene supervisión de ningún tipo. Por lo tanto, tienen cisternas inseguras, peligrosas condiciones de trabajo, evasión tributaria, etc.
La Sociedad Peruana de Gas Licuado estima que el 30% de las compras de GLP envasado, en realidad, se van para la venta a granel; a eso se le llama contrabando interno.
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VENTA A CIEGAS
Para poder comprar GLP envasado barato se necesita estar registrado en el Ministerio de Energía y Minas. Pero para ello no se exige tener una planta envasadora ni contar con un lote de balones.
Cantuarias indicó que hay envasadoras inscritas, es decir, formales en el papel, que incurren en prácticas informales como vender sin factura, adulterar el GLP, entregar balones con menos peso. Y, en los peores escenarios, tienen balones en muy mal estado, pintan de otro color los contenedores de marcas reconocidas para hacerlos pasar como propios o simplemente los llenan y los venden como si fueran los de una empresa formal.
“En la legislación para la comercialización de GLP, se han equivocado con la premisa de que mientras más liberalizo el mercado, va a haber mayor cantidad de oferta y, por lo tanto, va a bajar el precio. Se ha generado todo el efecto inverso”, consideró el presidente de la SPGL.
En su opinión, la gran cantidad de empresas envasadoras y distribuidoras de gas hace que el trabajo de fiscalización sea incontrolable.
Los distribuidores de gas envasado son muy poco formales, no cuentan con las autorizaciones respectivas, sus almacenes están en altas condiciones de riesgo, se hacen compras y ventas sin comprobante.
Y el punto más crítico está en los locales de venta, pues, hay más de 30 mil que no están registrados y suelen ser bodegas, ferreterías, restaurantes y hasta casas.
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SIN FISCALIZACIÓN
Actualmente, Osinergmin no fiscaliza a los actores del mercado informal del GLP debido a una decisión de su consejo directivo. Al respecto, Cantuarias consideró que este órgano debería asumir su responsabilidad y tener más control al respecto.
Además, el especialista indicó que para eliminar el contrabando interno entre el gas envasado y gas a granel, se debe retirar al primero del Fondo de estabilización de los precios de los combustibles y asegurar la trazabilidad de los productos.
Sobre la falta de fiscalización de Osinergmin, el jefe de Supervisión de Comercialización de Hidrocarburos de la entidad, Gustavo Castillo, respondió que “en la lucha contra la informalidad en el comercio de combustibles se requiere un trabajo multisectorial donde participan municipalidades, Policía Nacional, Ministerio Público, entre otras instituciones, y en el que Osinergmin brinda un apoyo técnico”.
DATOS
- La Sociedad Peruana de Gas Licuado considera que la informalidad en el mercado del GLP genera riesgos de seguridad, calidad e impacta en el precio del balón de gas.
- “En la mayoría de países de la región, hay entre 3 y 6 empresas envasadoras de gas como máximo. Solo en el Perú hay tantas que no se pueden fiscalizar”, dijo Felipe Cantuarias, presidente de la SPGL.
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