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Me gusta la vida social y eso no te da derecho a violarme
La violencia contra la mujer en todas sus formas se extiende en una sociedad enferma por la indiferencia, el machismo y la falta de valores.
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“Han desgraciado la vida de mi hija”, dice lleno de dolor e impotencia el padre de la víctima de una presunta violación colectiva en Surco que ha conmocionado a todo el país por su crudeza. Los agresores no negaron que existió contacto sexual, pero arguyen que fue consensuado. Sin embargo, los resultados del médico legista los contradice al revelar signos de agresión sexual.
Ella no pudo defenderse porque estaba en estado de inconsciencia, incapaz de consentir, sus agresores no tuvieron ni un ápice de compasión al someterla. “Ah, pero es que a la señorita le gusta la vida social”, dice Paúl Muñoz, abogado de uno de los acusados. La repudiable frase no solo está cargada de machismo, sino también de una violencia normalizada, esa que responsabiliza a la víctima del daño que le han causado.
La psicóloga clínica y psicoterapeuta Claudia Tassara explica que “los agresores se sienten en la libertad de decidir por sus víctimas porque las ven vulnerables, indefensas y desprotegidas”, tal y como lo estaban las 6,893 agraviadas por violencia sexual —a nivel nacional— en todo lo que va del año hasta setiembre, según las estadísticas de casos atendidos por el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables.
La víctima jamás tiene la culpa
No existe ningún escenario que legitime el abuso sexual. Incluso, el hecho de estar casados no significa la aceptación explícita de la relación sexual. Las llamadas “obligaciones maritales” solo son un espectro más de la violencia en una sociedad carcomida por la indiferencia, el sexismo y la falta de respeto hacia el otro.
“¿Por qué fue con ellos sabiendo que era la única mujer?”, “¿por qué se quedó hasta tarde?”, “¿quién la mandó a tomar tanto?”. Todos estos pseudo cuestionamientos no solamente revictimizan sino que crean una culpa inexistente en la agraviada, generando grandes niveles de daño emocional y psicológico.
Claudia Tassara sostiene que los sentimientos de culpa y vergüenza solo atormentan a la víctima cayendo en el mundo fantasioso del ‘si hubiera’. “Hay que hacerle comprender que nadie merece ser abusado, que no había nada que pudiera haber hecho para evitarlo y que quien agrede es siempre el responsable de haber causado dicho dolor”.
Una sociedad muy enferma
El psicoterapeuta Gonzalo Elías se pregunta: “¿Qué les pasa a estos chicos para no tener los límites, la empatía, la solidaridad, la amistad, el cuidado y los dos dedos de frente para protegerla y decir esto está mal?”.
La respuesta recae en varios factores como el machismo y la decadencia moral, pero también hay un serio problema de salud mental, “porque no tener límites o tener abiertamente una psicopatía es un trastorno de personalidad en el que el victimario no siente remordimiento, vergüenza ni culpa y tiene una impulsividad tan alta que da rienda suelta a sus instintos y es capaz de cometer un delito”, advierte Elías.
Que la agresión sea colectiva les genera a los miembros un ‘alivio’ inconsciente de repartirse la responsabilidad, pero la verdad es que son autores y cómplices de un delito. El psicoterapeuta recalca que tratar de justificar una violación es una completa aberración.
¿Cómo superar este trauma?
Sufrir abuso sexual es una de las experiencias más terribles y frecuentemente la víctima se concentra en olvidar el episodio, pero esto solo hace más complejo el proceso de sanación. Claudia Tassara señala que “para sobreponerse a esta situación, es necesario lograr enfrentarla, entenderla y curar la herida emocional que te deja. El soporte familiar también ocupa un lugar importante”.
Es vital promover principios y educar para erradicar el ADN machista. Enseñar y comprender a respetar que un ‘no’ es un ‘no’; y que el silencio no otorga. Esa es la única manera de que las mujeres podamos caminar sintiéndonos libres y sin miedo.
DATOS
De ser encontrados culpables, a los denunciados les esperaría una pena de entre 20 y 26 años por el delito de violación sexual.El juez Arturo Zapata dictó nueve meses de prisión preventiva contra José Arequipeño, Sebastián Zeballos, Diego Arroyo, Andrés Fassardi y Manuel Vela.El presidente Martín Vizcarra calificó el hecho de “imperdonable y lamentable”. Además le pidió a la ministra de la Mujer, Rosario Sasieta, darle contención emocional a la familia de la víctima.
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