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Guerreros de puro corazón
Dos testimonios de lucha contra el cáncer. Diego y Gianna encuentran esperanza y fortaleza en el albergue Frieda Heller. Este 17 y 18 de julio, todos podemos ser parte de la batalla contra esta dura enfermedad, a través de la colecta ponle corazón.
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SUBIRÁ A SU MOTO E IRÁ HACIA ADELANTE
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Tengo 19 años y soy de Lambayeque. En julio del año pasado empezó mi batalla, cuando sufrí un accidente abordo de mi moto. A raíz de ello, me empezaron a doler las piernas y los brazos. Me hice varios análisis y uno de estos mostraba que mi hemoglobina estaba muy baja, mis plaquetas también y todas mis defensas en general.
Los doctores les dijeron a mis padres que debíamos viajar a Lima. Hasta ese momento yo no sabía a qué me enfrentaba, pensé que el cuerpo me dolía por el accidente. Supe después que mi diagnóstico era leucemia linfoblástica mixta, es decir dos tipos de leucemia.
Para poder llegar a la capital, pedimos apoyo al albergue Frieda Heller, que nos acogió a mi madre y a mí dos días después de que les escribimos. Como mi caso era complicado, me apoyaron y viajamos a Lima en avión, luego fui trasladado al Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas, donde estuve internado ocho meses.
“Mi diagnóstico es leucemia... Este año se presentó la oportunidad de que me realicen un trasplante de médula ósea, pero mi cuerpo aún no está listo. Seguiré en mi lucha”
Este año se presentó la oportunidad de que me realicen un trasplante de médula ósea, mi hermano, cuya médula es compatible con la mía, es el donante. Sin embargo, mi cuerpo aún no está listo y debo recibir otro tratamiento antes de ser operado.
Mientras tanto, volveré con mi mamá a Olmos, en Lambayeque, para ver a mi familia. Lo primero que haré cuando termine esta lucha será subir a mi moto y manejar hacia adelante.
COMPITIÓ CONTRA SUS MIEDOS Y GANÓ
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A los 15 años apareció un tumor en mi cuello. Luego de realizarme varios exámenes, descubrí que sufría cáncer a los ganglios. Aparte de ese tumor, tenía otro en el pulmón y uno más en el bazo, lo siguiente era metástasis (expansión del cáncer).
Al ser adolescente, esto me generó un problema hormonal, nunca terminé de desarrollarme. Se me caía el cabello en una etapa en que debía convertirme en mujer. Afectó mi autoestima, es ahí cuando mi papá, que montaba moto, decide meterme a un espacio neutral, donde yo no esté enferma y donde él no tenga que verme mal. Vivimos una aventura.
“Este año participé en el Rally Dakar y competí contra mí misma y mis miedos personales. Una vez que le has ganado al cáncer, nada te puede derrotar”
Me di cuenta de que montar moto es como el cáncer. Tú ves un cerro y no lo vas a trepar a la primera, tienes que ir probando. Igual es esta enfermedad, no te vas a curar en un mes, a mí me tomó un año y aún hoy tengo secuelas.Es una lucha diaria y uno tiene que convencerse de que realmente puede hacerlo.
Yo me dediqué a hacer deporte, a estudiar, traté que mi vida no se detenga. Eso es importante y sé que aquí (en el albergue) los chicos reciben ese tipo de tratamiento. No pierden sus clases, reciben talleres entre semana y, lo más importante, nadie los mira con pena ni diferente.
Este año participé en el Rally Dakar y competí contra mí misma y mis miedos personales. Una vez que le has ganado al cáncer, nada te puede derrotar.
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