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Enfermeras del INSN San Borja cuentan los aspectos más satisfactorios de su profesión
676 enfermeras trabajan con vocación y servicio por la salud de la población pediátrica.
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Ser enfermera es trabajar con pasión y vocación. “La mejor satisfacción que recibimos es cuando un niño con una enfermedad compleja se recupera y regresa a casa con su familia”, comenta la Lic. Ana Celeste Vega Ravello, enfermera que labora en la Unidad de Cuidados Intensivos de Cardiovascular del Instituto Nacional de Salud del Niño San Borja.
A la UCI llegan recién nacidos graves a causa de una enfermedad del corazón que necesitan el cuidado asistencial para lograr su recuperación, pero sobre todo la parte emocional y humanizada. “Necesitan nuestros brazos, una palabra, una canción y eso es lo que muchas veces les damos”, dijo.
“Lo más bonito de ser enfermera es brindar a los niños una atención con calidez, con amor y cariño; estos ingredientes ayudan en su tratamiento y aceleran su recuperación”, agregó la Lic. Eliana Salinas, quien trabaja en Hospitalización de Hematología, donde atiende a pequeños que luchan contra la leucemia.
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Por su parte, Meylin Morales Chávez, enfermera en Hospitalización Especialidades Quirúrgicas, dijo que esta profesión noble les permite no solo brindar un medicamento, sino arrullar a los pequeños, cantarles en su cumpleaños, en un bautizo o celebrar con ellos si salen bien en un examen médico. “Es brindar cuidados con amor, el núcleo de la enfermería es el servicio al prójimo”, enfatizó.
Este 30 de agosto se conmemora el Día de la Enfermería Peruana, motivo por el cual el INSN San Borja rinde homenaje a las 676 enfermeros bajo el lema “Amor turquesa”, quienes día a día ayudan a los niños y adolescentes con enfermedades complejas como tumores cerebrales, tumores sólidos, enfermedades cardiacas, leucemia, quemaduras y otros.
La directora general del INSN San Borja, Dra. Zulema Tomás Gonzales, puntualizó que estas profesionales representan el amor, la vocación de servicio, la humildad, la solidaridad, la templanza. Por ello se les agradeció por todo el trabajo realizado a favor de los niños que llegan referidos de las diversas regiones del país.
“La enfermera es el soporte durante los 365 días del año, no solo del paciente, sino de la familia. Ustedes son luz, esperanza y consuelo”, expresó.
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