PUBLICIDAD
La factura de la pandemia: Salidas a la crisis educativa
Imagen
Fecha Actualización
Los efectos de la crisis educativa en la generación actual de estudiantes apuntan a ser de largo plazo, según lo evidencian distintos informes e investigaciones de instituciones, como el BID o el Banco Mundial. Se estima una disminución de 12% en ingresos futuros, un decrecimiento en la participación en el mercado laboral, afectación de habilidades sociales y cognitivas, solo por mencionar algunas de las consecuencias negativas que incidirán en el desarrollo personal y profesional de los que hoy son niños y adolescentes.
En el Perú, el manejo de la pandemia profundizó la crisis ya existente. Al ser uno de los países que más tardaron en abrir escuelas en el mundo, el confinamiento ocasionó una pérdida de aprendizajes que el BM estimó en un retroceso equivalente a 10 años. Cifras del Minedu reportan que en el 2021 más de 124,000 estudiantes interrumpieron su educación y, para mayo del 2022, más de 670 mil niños no se llegaron a matricular; esto último estaría vinculado al aumento del trabajo infantil, como la ha señalado Unicef Perú.
La deserción escolar y la afectación socioemocional se suman a la crisis de un sector que ya adolecía de problemas estructurales en temas de infraestructura, capacitación docente, entre otros. ¿Qué soluciones se pueden plantear para contrarrestar estos efectos que parecen irreversibles? Le hicimos estas preguntas a los especialistas Norma Correa, José Carlos Vera y Jessyca Sampe.
La crisis de aprendizajes y el factor emocional
Para José Carlos Vera, gestor público especializado en educación, la crisis trajo consigo una afectación socioemocional que ha perjudicado particularmente a los adolescentes, situación que, advierte, podría convertirse en una urgencia pública: “En el Estudio de Medición Remota de Habilidades Socioemocionales y Malestar Psicosocial que el Ministerio de Educación desarrolló en el 2020, se apreciaba que el 61% de cuidadores, el 34% de estudiantes de tercero de primaria y el 45% de estudiantes de primero de secundaria han experimentado síntomas de depresión y ansiedad de manera frecuente”.
Según el especialista, estas cifras reflejan el impacto negativo de la crisis educativa en la salud mental pues afectará el desempeño personal y el desarrollo profesional futuro de los estudiantes. Sobre este punto incide también Jessyca Sampe, gerenta de Educación de Innova Schools, quien sostiene que las complicaciones socioemocionales no solo dificultan los aprendizajes cognitivos, sino que elevan la probabilidad de deserción escolar y repitencia.
La docente e investigadora Norma Correa criticó la poca prioridad que se le dio a la educación en la progresiva reactivación de actividades y apuntó las consecuencias negativas que ha tenido la crisis educativa en la “transmisión intergeneracional de la pobreza y en la profundización de las desigualdades” que afecta particularmente a los jóvenes. De acuerdo con cifras oficiales, el grupo etario con mayor tasa de pobreza en el Perú son los niños y adolescentes (0-17 años), donde asciende a 35.4%.
Posibles soluciones: una mirada de largo plazo
La pregunta clave en este escenario es entonces qué hacer: ¿cuáles pueden ser las salidas viables a esta problemática? La Defensoría del Pueblo, en un reciente pronunciamiento, instó al Ministerio de Educación (Minedu) a priorizar las labores de recuperación de aprendizajes y de reinserción de los estudiantes que abandonaron los estudios. Ante ello, Vera sostiene que se deberían recoger algunas propuestas del Plan de Emergencia elaborado por el Minedu el año pasado, así como plantear estrategias diferenciadas para la recuperación y consolidación de aprendizajes, tomando en cuenta las distintas situaciones en las que se encuentran las poblaciones vulnerables.
“Encontrar un equilibrio entre la rectoría establecida por el Minedu, ofreciendo autonomía escolar en el territorio, garantiza mejores condiciones, políticas y uso de recursos; hay buenos ejemplos de iniciativas que han funcionado, como Aprendo en comunidad”, expresó Vera.
Para Jessyca Sampe, la sugerencia va por abordar la recuperación de aprendizajes desde un enfoque socioemocional, garantizando espacios seguros para los alumnos. “Lo primero es garantizar la sana convivencia en la escuela, la seguridad física, psicológica y emocional de cada estudiante, en colaboración con las familias. Es imprescindible que se garantice la seguridad socioemocional de cada estudiante, pues es la base para la recuperación de aprendizajes”.
Otro punto a fortalecer, explica Sampe, es el uso de la tecnología aplicada a los procesos de aprendizaje, que contribuye a cerrar brechas y disminuir la inequidad; para lograrlo se requiere formación intensa a los docentes y el aumento de la infraestructura de Internet.
La educación y su rol en la construcción de ciudadanía
La coyuntura de crispación social actual lleva también a preguntarse cuál es el rol que la educación puede cumplir para generar vías de salida a la polarización. Tanto Norma Correa como José Carlos Vera destacan que la educación es un espacio clave de formación ciudadana y explican que la crisis social es también consecuencia de la precariedad del sector educativo, que falla en su labor de construcción de ciudadanía.
“Si es que no estamos siendo capaces de procesar nuestros conflictos como sociedad de manera democrática y la violencia se está desbordando por todos lados, cabe preguntarse ¿cuál ha sido el rol de la escuela en ese sentido? Al ser el primer espacio de socialización y de descubrimiento personal y de relación con otros, es el lugar donde los conceptos de bien común, de espacio compartido, de visión de comunidad, se desarrollan y se fortalecen”, comentó Vera, resaltando la importancia de fomentar el diálogo, reconociendo al otro como un semejante.
Correa destacó que, además de ser un espacio de formación ciudadana, la educación es clave para “democratizar oportunidades de progreso a nivel individual, familiar y colectivo, lo cual contribuye a disminuir las desigualdades”. Visto lo anterior, es evidente que existen muchos retos pendientes para superar esta coyuntura, pero las políticas públicas bien estructuradas y con continuidad pueden ayudar a contrarrestar una problemática que amenaza con volverse irreversible.
VIDEO RECOMENDADO:
PUBLICIDAD
ULTIMAS NOTICIAS
Imagen
Imagen
Imagen
PUBLICIDAD