No solo fueron contagios y muertes. Durante la pandemia del COVID-19, los sistemas de salud estuvieron enfocados en atender a pacientes contagiados por el temible coronavirus y dejaron de lado otras enfermedades que requerían tratamiento como la salud mental.
“La pandemia ha deteriorado en forma silenciosa la salud mental de miles de peruanos”, afirmó ayer el presidente de la República, Martín Vizcarra. En ese marco anunció la instalación del Consejo Nacional de Salud Mental (Conasame).
El nuevo ente, que busca brindar atención a la salud mental de 32 millones de peruanos, estará presidido por el Ministerio de Salud (Minsa) y conformado por 12 sectores gubernamentales.
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Vizcarra recordó, basado en datos del Minsa, que 20 de cada 100 peruanos sufren de algún trastorno mental; 10 de cada 100 mujeres han sido víctimas de violencia física y/o sexual por parte de su pareja; y 20 de cada 100 niños tienen un problema de salud mental.
Lo más preocupante, enfatizó el mandatario, es que solo 2 de cada 10 personas con algún trastorno mental reciben ayuda profesional, quedando ocho a la deriva. “¿Qué pasa con ellos?, ¿solitos se curan? Eso no sucede”, subrayó.
El Conasame agrupa a los ministerios de Educación, Trabajo y Promoción del Empleo, Justicia y Derechos Humanos, Desarrollo e Inclusión Social, Mujer y Poblaciones Vulnerables, Interior, Defensa, Cultura, Ambiente, así como al Instituto Nacional Penitenciario del Perú (INPE), Essalud y la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida).
Yuri Cutipé, director de Salud Mental del Minsa, explicó que, según la Ley de Salud Mental 30947 aprobada el 5 de marzo de este año, el Consejo tiene como objetivo la elaboración y aprobación de la política pública en salud mental, así como la elaboración del plan multisectorial de salud mental, con miras al año 2030.
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Se estima que en los próximos años, un 10% más de la población sufrirá algún trastorno relacionado a la crisis que vivimos. Esta cifra, según señaló a este diario, se suma a un 20% de pacientes que ya padecía algún mal previo y que ha sufrido recaídas durante el estado de emergencia.
En ese marco, el Consejo tendrá la misión de enfatizar la prevención, tratamiento, rehabilitación, recuperación e inclusión social de las personas que sufren malestares emocionales y enfermedades mentales.
“Antes, el Minsa estaba solo en esto. No tenía la fuerza necesaria. Y todos los países que van teniendo buen desarrollo en la salud mental de sus habitantes es porque han trabajado políticas multisectoriales. El Minsa ha dado los primeros pasos, corresponde tomar acciones a los otros sectores, como Trabajo, Educación, Justicia, Cultura, Ambiente”, señaló el especialista.
Cutipé, además, subraya que los servicios de salud mental deben ser fortalecidos y expandidos, porque la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que en los meses posteriores a la pandemia se hará más visible la afectación de los ciudadanos, no solo en términos de malestar emocional, sino en enfermedades mentales.
Señaló que, actualmente, el Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado - Hideyo Noguchi está realizando un estudio sobre el impacto de la pandemia en el Perú y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) está llevando a cabo una investigación sobre la afectación emocional de los niños y adolescentes durante la epidemia del coronavirus.
IMPACTO
El funcionario recordó que en mayo pasado, en pleno brote del COVID-19 en el país, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el Minsa realizaron un estudio sobre el impacto de la pandemia en la salud mental de los peruanos, cuyos resultados apuntan que 30% de la población respondió tener indicios de episodios depresivos y, de ellos, el 40% dijo tener indicadores de depresión moderada y severa.
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“Lo que se observa en epidemias es que, después de meses, empiezan a aparecer estas enfermedades mentales. La situación no es solo en Perú, sino en toda Latinoamérica, aunque no parece. Los sistemas sanitarios en Europa son más grandes. La afectación aquí es enorme, todos tenemos un familiar que, desgraciadamente, falleció”, subrayó.
Cutipé refirió que, aunque el Minsa destinaba cada año un presupuesto mayor para los programas de salud mental, estos aún no son suficientes.
Explicó que este año los recursos alcanzaron el 2.5% de presupuesto del sector, el doble de 2017, pero lo ideal sería llegar al 8% o 10% de la partida asignada al portafolio para tener servicios para los 32 millones de habitantes del país. “Por lo menos debemos crecer 1% cada año. Si seguimos así, en siete años podemos tener una red fuerte de salud mental”, concluyó.
MÁS CENTROS
Los Centros de Salud Mental Comunitarios (CSMC) van escalando en el país. En el año 2017 se contaba con 31 de estos centros a nivel nacional. Hoy existen 155 y se espera llegar, según indicó el presidente Vizcarra, a 300 el próximo año.
Además, se ha duplicado el presupuesto para la salud mental, que pasó de S/221 millones a S/551 millones.
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A inicios de setiembre se aprobó un decreto de urgencia para transferir S/56 millones a los gobiernos regionales para implementar 46 centros de salud mental en regiones y 30 hogares protegidos.
“Vamos a reforzar los equipos de salud mental de los 155 centros que ya están operando a nivel nacional, además de proveer mayores recursos para tener los equipos de la atención virtual, mejorar la conectividad y toda la tecnología que se requiera”, manifestó Cutipé.
Entre enero y agosto de este año, los 155 Centros de Salud Mental Comunitarios a nivel nacional recibieron 431,795 casos relacionados al bienestar emocional, psicológico y social, a través de la telemedicina.
De esta cifra, al menos 22,204 fueron atendidos de forma personalizada con un promedio de veinte consultas en un tratamiento sostenido durante la pandemia.
Antes de que se decretara el estado de emergencia por el gobierno, esta línea tuvo 225 llamadas. A partir de marzo de este año, la cifra ascendió a 4,870, por lo que se tuvo que habilitar otros canales de atención.