/getHTML/media/1229342
Nicolás Yerovi: "Celebramos la sobrevivencia"
/getHTML/media/1229339
Fernán Altuve: "¿Presentar candidato de 87 años se puede considerar estabilidad?"
/getHTML/media/1229338
Orgullo de ser peruano: ¿Qué nos hace sentirlo?
/getHTML/media/1229336
Nancy Arellano sobre Elecciones en Venezuela: "Esta no es una elección tradicional"
/getHTML/media/1229265
Zelmira Aguilar: "Alejandro Villanueva creó el estilo de juego de Alianza y Selección"
/getHTML/media/1229195
Cherman: "Quien me quiebra el lado patriótico fue Juan Acevedo con Paco Yunque"
/getHTML/media/1229190
Marco Poma CEO de Tkambio: "Perú está atrasado en materia de 'open banking'"
/getHTML/media/1229009
Javier Arévalo, escritor: "Sin bibliotecas, el hábito de leer no nace en los niños"
/getHTML/media/1228674
Mujeres Aymaras sorprenden con su arte en Desfile de Modas
PUBLICIDAD

Veintitrés tuertos y dos muertos

Amnistía Internacional España ha informado sobre la “Actuación policial en las manifestaciones en la Unión Europea”.

Imagen
notitle
Fecha Actualización
Guillermo Giacosa,Opina.21ggiacosa@peru21.co

El escrito se basa en testimonios recogidos en Grecia, Rumania y España, y allí se denuncia que personas que manifestaban pacíficamente contra las medidas de austeridad aprobadas en la UE recibieron golpes y patadas. Además fueron rociados con gas lacrimógeno y heridos por balas de goma. En el texto, Amnistía Internacional subraya que el abuso policial no es investigado. La escritora española Paloma Aznar, testigo de las represiones habidas, dice que "desde que comenzó la crisis, 23 personas han perdido un ojo en España por las balas de goma disparadas por los agentes antidisturbios de la Unidad de Intervención Policial y dos han muerto". Todos los casos de los que habla están archivados, no se han investigado y no hay ningún policía sancionado. El último muerto es Iñigo Cabacas, en Bilbao, el pasado mes de abril. Estuvo en coma durante 72 horas y murió por lesiones cerebrales tras recibir el impacto de una bala de goma. La agresión de Iñigo no se produjo en una manifestación. La policía vasca le disparó a la cabeza, durante alborotos callejeros, tras un partido de fútbol. Una mujer de 59 años, también vasca, llamada Rosa Zarra, falleció por una perforación intestinal provocada por una bala de goma. ¿Cuál es el límite de estas conductas represivas en una democracia? Imaginen si esto hubiera ocurrido en Venezuela cómo hubieran saltado nuestros demócratas de opereta. Violencia y doble moral, ciega para unos y vociferante para otros, es un nuevo capítulo de esta crisis que ha empobrecido Europa.