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Una cometa que rompió el pabilo

La semana pasada titulé mi columna “Ollanta Humala 7.0”, para dar cuenta de las siete versiones diferentes que hasta ahora conocemos del hoy presidente Humala.

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Fecha Actualización
Carlos Basombrío,Opina.21cbasombrio@peru21.com

Quisiera ahora fundamentar el por qué creo que alguien puede cambiar tan significativamente de puntos de vista y en tan poco tiempo.

Creo que la explicación radica en su relación con su padre. Isaac Humala no es un padre cualquiera, sino uno que creó su propia ideología, el etnocacerismo. En ella hay mucho de estalinismo (no por nada militó en la célula "Cahuide" del Partido Comunista), pero también del fascismo, de donde viene el exacerbado nacionalismo y su idea de la superioridad de una raza sobre las otras; esta vez la "cobriza".

Educó a sus hijos con esa visión del mundo, con el objetivo de que ellos la pusiesen en práctica. A dos los convenció de ser militares, sabiendo que esto les daría en su momento poder político.

Antauro, que llegó al grado de mayor del Ejército, fue el más convencido de las ideas del padre y quien las llevó hasta sus últimas consecuencias en Andahuaylas, con los resultados que se conocen.

Todo parece indicar que, en paralelo, Ollanta procesaba una ruptura con las ideas paternas, influenciado principalmente por su esposa. Estoy seguro que sus años en París y Corea, conociendo otros mundos y lejos de la influencia cercana del padre, deben haber sido decisivos. Al final, como muchos hijos, terminó rompiendo definitivamente con la casa paterna.

Ajeno a las ideas primigenias, no hay en su caso una ideología de reemplazo (no es como el expresidente Alan García, un converso a las ideas del libre mercado), sino que se ha vuelto un político extremadamente pragmático y dispuesto a adaptarse a situaciones cambiantes.

Romper el pabilo y moverse de acuerdo al viento le da ventajas, pero como estamos viendo en estos meses, también trae problemas.