Nueve meses con un premier que desborda violencia en sus declaraciones

Antes de llegar a la Presidencia del Consejo de Ministros, Torres fue titular de Justicia. En ese despacho, su única acción que se recuerda fue despedir ilegalmente al procurador general del Estado, Daniel Soria. ¿La razón? Haber interpuesto una denuncia penal contra el mandatario por el caso Puente Tarata III. Se erigía, de esa manera, en el principal defensor de Castillo de todas las graves denuncias por corrupción, enfrentando al Congreso y a la Fiscalía.

El último 8 de noviembre cumplió nueve meses en el cargo. En ese periodo, el país entero ha sido testigo de sus exabruptos, insultos, ataques a la prensa y a organismos autónomos. Conduce su gestión sin frenos y amenazando a diestra y siniestra. La última amenaza fue al Congreso, al señalar que podía presentar cuestiones de confianza sucesivas (¿para disolver a ese poder del Estado?).

El primer destello de autoritarismo en Torres ocurrió el 1 de diciembre de 2021, cuando era titular del Minjus. “Un sector mayoritario de la prensa difamó y difama permanentemente al presidente Castillo. Los difamadores profesionales no tienen derecho a exigir entrevistas”, aseveró.

El pasado 14 de febrero, durante su primera conferencia de prensa como jefe del gabinete, impidió que los periodistas preguntaran sobre Juan Silva (ex titular del MTC).

“Las preguntas en esta ocasión se tienen que concretar sobre el punto de la vacancia (...). Las preguntas son solamente sobre el tema que se ha tratado hoy”, advirtió.

Sus palabras calaron, pues en 16 meses de gobierno, Castillo solo ha brindado entrevistas a CNN en Español, Exitosa y TV Perú, el canal oficial del Estado.

Una actitud que se repitió después cuando convocó a una conferencia y discriminó y encerró en un ambiente contiguo a los medios nacionales, permitiendo el acceso solo a la prensa extranjera.

Para el psicólogo social Jorge Yamamoto, esos actos ya representaban indicios de autoritarismo. “La actitud del premier se fue deteriorando y en los últimos meses hemos visto una postura bastante nociva de su parte, con rasgos autoritarios, en vez de ser conciliador”, explicó a Perú21TV.

Una postura que podría partir de su admiración hacia uno de los genocidas más grandes de la historia. “Italia y Alemania eran igual a nosotros. En una oportunidad Hitler visita el norte de Italia, y Mussolini le muestra una autopista construida desde Milán a Brescia, Hitler vio esto y fue a su país y lo llenó de autopistas, aeropuertos y convirtió a Alemania en la primera potencia económica del mundo”, declaró el 7 de abril.

Yamamoto agregó que “si analizamos los criterios mínimos de la lógica, (Torres) podría estar fuera de sus casillas, pero si analizamos las operaciones psicológicas para engañar, su conducta podría ser una estrategia política”.

Con esta idea coincidió el exministro del Interior Carlos Basombrío, quien sostuvo que el letrado es quien organiza políticamente la defensa de Castillo. “Toda su gestión se ha enfocado en organizarla en función de la defensa de su gobierno frente a denuncias concretas por actos de corrupción”, indicó a este diario.

Recordó que, en abril, arremetió contra el cardenal Pedro Barreto. “Yo he conversado con él (Barreto) en días anteriores y él cree que uno es tonto, que no se da cuenta. Claro, lo que está es a favor de ese grupo de poder en el Perú” fueron las palabras de Torres tras llamarlo “miserable”.

La Junta Nacional de Justicia tampoco se salvó de los ataques de Torres, porque, según su posición, debe investigar a la fiscal de la Nación, Patricia Benavides. “¿A cambio de qué les pagamos esos suculentos sueldos (a los consejeros)?”, preguntó.

Basombrío añadió que Torres “no va a pasar a la historia”, debido a que no ha tenido mayor trascendencia a nivel de avances políticos en Perú.

“El señor Torres ya ha renunciado en su momento pero creo que Castillo lo mantiene porque no tiene a nadie, aparte de su grupo de “defensores”, los sobones del gobierno, el señor Salas, el señor Chero, Roberto Sánchez... Después no hay nadie... alguien con un mínimo de simpatía. Torres es lo que hay y es funcional, defiende lo indefendible, ataca insulta. Un hombre como Castillo se siente cómodo con un premier que insulta la prensa, que dice admirar a Hitler y tantas otras barbaridades”, lamentó.