EL TRISTE FINAL DE SOTO - I
A la prensa sin cariño
En una despedida a la altura de su lamentable gestión, el presidente del Congreso, Alejandro Soto, impidió ayer que los periodistas ingresen a la sesión de la Comisión Permanente, en la que se aprobó la designación del próximo contralor. Una decisión que atenta contra la transparencia de la información y que no hace sino confirmar, una vez más, la pobre relación que decidió mantener Soto con la prensa durante sus 12 meses en el cargo.
EL TRISTE FINAL DE SOTO - II
Tu mala canallada
Tras la muestra de un autoritarismo que a nadie asustó, instituciones como la ANP y el IPYS rechazaron la imposición de quien, además, decidió no declarar apenas se sentó en el máximo sillón congresal. Si bien no respondió una sola pregunta desde ese día, sus malas formas fueron elocuentes y se convirtieron en la manera como Soto habló con la prensa. Hoy, felizmente, acaba
su gestión.
EL TRISTE FINAL DE SOTO - III
Veredas libres
Y mientras el titular del Congreso le cerraba las puertas a la prensa, la Policía decidió retirar las rejas antimotines instaladas desde hace mucho frente a la sede del Legislativo para facilitar el tránsito vehicular y peatonal en la avenida Abancay. La acción policial enfureció al pobre Soto, quien cuestionó la medida arguyendo que no habían coordinado con él. Y es que la autoridad se gana, no se impone.
PAPELÓN
Por los suelos
La triste imagen que los poderes del Estado tienen ante la opinión pública ha sido aprovechada por una empresa de papel higiénico para hacerle publicidad a su marca. Un camión trasladando un enorme rollo de papel con la frase ‘¡Qué tal papelón!’ se paseó por el frontis del Congreso y el Poder Judicial. El Palacio de Gobierno se salvó porque el acceso a la plaza Mayor está restringido al tránsito vehicular. Asu.
ACUÑA EN LA FIL
Libros e insultos
El que volvió a pasarla mal fue César Acuña. Hace poco encarado por un ciudadano en un avión, ayer rechazado y vilipendiado por el público que asistía a la Feria del Libro. ¿Qué hacía allí el gobernador de La Libertad? Alguien escribió un libro sobre él y consideró oportuno presentar la publicación en uno de los auditorios de la FIL. Apenas Acuña dejó el ambiente la gente le increpó por su presencia y a los gritos de “corrupto” “mafioso” y “delincuente”, le exigieron que se retire del lugar. Qué roche.