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De vuelta a la URSS

Realmente deprimente escuchar al jefe de la Policía Nacional justificando los privilegios de los funcionarios. Con sus absurdos argumentos, el general en cuestión ha logrado enviarnos, en un solo acto, a la segunda división a todo el resto de ciudadanos.

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Fecha Actualización
Fritz Du Bois,La opinión del directordirector@peru21.com

Ahora ya estamos informados de que, según él, la burocracia dorada tiene todo el derecho del mundo a ignorar la luz del semáforo, a no respetar los límites de velocidad, a no ceder el paso y a no pagar las multas de tránsito. Brillante ejemplo el que están dando. Incluso, se han convertido en una casta de privilegiados, protegidos por miles de efectivos policiales que actúan como si fueran su resguardo privado. Todos ellos, dicho sea de paso, financiados por los impuestos que pagamos los contribuyentes, es decir, con el dinero de todos los peruanos.

Con lo cual, cualquier concepto que teníamos de que las autoridades que elegimos están a nuestro servicio queda descartado. Más aún, el gobierno ni siquiera lo disimula, ya que nos está diciendo con todas las letras que al poder se llega para aprovecharlo, no para servir al electorado.

Por otro lado, es claro que nuestros actuales gobernantes no tienen inclinación alguna de llevarnos a una sociedad moderna donde prime la libertad y en la cual tanto la transparencia como la responsabilidad de rendir cuentas, transfieran el poder hacia la población restándoselo a los políticos, a los funcionarios.

Al contrario, parecen seguir el modelo soviético del privilegio irrestricto para los que se adueñaron del Estado, a quienes el proletariado solo veía pasar ocasionalmente en sus oscuros carros debiendo más bien hacerse a un lado para no ser atropellados.

Al final, es evidente el placer que les da a los miembros de este gobierno el poder viajar con sirenas y circulinas a gran velocidad. Con ello solo queda esperar que esta sea la única oportunidad en la cual pisoteen el derecho de los demás.