Valor oficial

“La Policía y la Fiscalía son un binomio de investigación. Se investigan hechos delictivos, no personas. Estos pueden ser civiles, o funcionarios; policías, fiscales, jueces, alcaldes, hasta un presidente. Desde 2022 –cuando se creó el Equipo Especial– nosotros hemos venido investigando a los que estaban gobernando”.

Ha sido tal el impacto de la entrevista al coronel Harvey Colchado publicada por Perú21 hace unos días que sus palabras siguen dando vueltas en los medios y las redes sociales. Pocas veces un oficial de la PNP se ha expresado con semejante claridad

Colchado, en calidad de coordinador del Equipo Especial Contra la Corrupción en el Poder (EFICOOP), narró detalladamente cómo fue el desarrollo de la investigación que llevó a la suspensión de Patricia Benavides, y la desesperada destitución –a mitad de la madrugada en que estalló el escándalo– de la fiscal Marita Barreto.

Es decir, el seguimiento y la puesta al descubierto de la red criminal que presuntamente dirigía la propia fiscal de la Nación, a quien se le imputa haber negociado votos en el Congreso a cambio de bloquear o desviar procesos judiciales que afrontaban determinados parlamentarios.

Como se sabe, el coronel Colchado, trabajando estrechamente con la Fiscalía, estuvo detrás de las pesquisas en torno a los negociados del expresidente Pedro Castillo y los ‘Asesores en la Sombra’, así como la de ‘Los Niños’ de Acción Popular. Actualmente, lleva también el caso Sada Goray, que ciertamente se extiende también al ámbito del poder político.

Fue durante las investigaciones a la red de Castillo que se topó con otra trama de corrupción: “Hemos investigado y hemos logrado el (primer) objetivo. Pero, en ese devenir, llegó también otra información de que, a la vez, la fiscal de la Nación había orquestado un aparato –a través de un operador que fue detenido, el señor Jaime Villanueva– para obtener votos (en el Congreso) y perpetuarse, o tener un beneficio, como fiscal de la Nación”.

Su impecable desempeño en estos casos le ha valido recibir insultos y hasta ridículas amenazas de cierto medio televisivo que lleva la desinformación como bandera. Entendible: después de todo, el rabo de paja respecto a esta trama se les nota dentro y fuera de cámaras.