/getHTML/media/1229342
Nicolás Yerovi: "Celebramos la sobrevivencia"
/getHTML/media/1229339
Fernán Altuve: "¿Presentar candidato de 87 años se puede considerar estabilidad?"
/getHTML/media/1229338
Orgullo de ser peruano: ¿Qué nos hace sentirlo?
/getHTML/media/1229336
Nancy Arellano sobre Elecciones en Venezuela: "Esta no es una elección tradicional"
/getHTML/media/1229265
Zelmira Aguilar: "Alejandro Villanueva creó el estilo de juego de Alianza y Selección"
/getHTML/media/1229195
Cherman: "Quien me quiebra el lado patriótico fue Juan Acevedo con Paco Yunque"
/getHTML/media/1229190
Marco Poma CEO de Tkambio: "Perú está atrasado en materia de 'open banking'"
/getHTML/media/1229009
Javier Arévalo, escritor: "Sin bibliotecas, el hábito de leer no nace en los niños"
/getHTML/media/1228674
Mujeres Aymaras sorprenden con su arte en Desfile de Modas
PUBLICIDAD

Utopías animadas de ayer y hoy

Imagen
notitle
Fecha Actualización
La utopía social o política es un sueño colectivo. Es una ilusión que nace de la insatisfacción con el statu quo. Cuando ese sueño moviliza se pasa a un nivel superior; hay un cambio cualitativo: de un ciudadano inconforme, frente a un televisor, a uno que pisa la calle para elevar su reproche. El elemento disruptivo de la protesta crea la sensación de empoderamiento, de heroicidad en su nivel más cotidiano. Se crea un compromiso mayor, se endosa una causa activamente.

En el Perú no hay utopías movilizadoras propositivas sino reactivas. Nadie marcha para buscar alternativas a la informalidad (como bien lo menciona Jaime de Althaus en su última columna), para detener el avance de los poderes ilegales (como en México) o para exigir grandes reformas estatales (como en Chile en materia educacional). La utopía juvenil –si acaso– se encuentra en su fase más embrionaria: es un rechazo al estilo de gobierno –elitista, tecnocrático, soberbio– que se atreve a regular sin consultar. Pero aún no trasciende la queja sobre una norma hacia un enmarcado discursivo mayor. Hay conatos de ello (el plantón frente a la Confiep), pero la espontaneidad tiene sus límites.

Es aquí donde la despolitización y desorganización de la sociedad civil pasan la factura, y se corre el riesgo de que la utopía se diluya entre las manos. En términos generales, es positivo el reclamo juvenil porque significa que nuestra sociedad despertó de tanta siesta gastronómica. El año electoral próximo es una oportunidad para discutir las propuestas ideológicas frente a la reforma laboral y otras reformas (seguridad, corrupción) para debatir las utopías políticas de un país en desarrollo. ¿Llegar al Primer Mundo? ¿Tener trabajo digno? ¿Cuál es su sueño?

TAGS RELACIONADOS
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD