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Un imperativo cívico

“No elijamos a más Lunas o Alarcones o Becerriles. Votemos por quienes tengan una trayectoria y no un prontuario. Es un imperativo cívico”.

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Un imperativo cívico
Fecha Actualización
@CamilaBozzo1
Perdonarán el fatalismo, o más bien el realismo escéptico, pero creo que la probabilidad de que el próximo Congreso sea un remedo del actual y del anterior es alta. Está en nuestras manos evitarlo.
Con 22 candidatos presidenciales, y dada la crisis de nuestro sistema de partidos, es natural que la intención de voto se diluya entre los distintos postulantes. Salvo Forsyth (con 17% según Ipsos), no existe ningún gran favorito sino más bien varios candidatos que se desplazan en la medianía. Y, a menos que eso cambie, varios partidos pasarán la valla y conseguirán representación congresal. La consecuencia será fragmentación, falta de consensos y obstrucción.
Anticipando ese escenario, en 2019 la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política propuso que los congresistas se elijan en segunda vuelta. La idea era desincentivar la fragmentación, promover que los dos partidos más votados tengan mayor representación y que quien gobierne pueda trabajar. Pero el Congreso anterior, y este, desechó la propuesta sin el menor reparo.
A esto hay que sumarle que tras el referéndum convocado por Vizcarra, en una jugada que entrañó la misma dosis de audacia que de oportunismo, terminamos votando por un paquete que a primera vista parecía irrechazable (no reelección congresal y no bicameralidad) pero que en realidad no era más que un tobogán al desastre. Ahora ya no solo tendremos muchas bancadas, sino también muchos novatos y ningún filtro.
Por si eso no fuera suficiente, a pesar de la urgencia de regular mejor la vacancia por incapacidad moral (en este quinquenio se han presentado cuatro mociones por esta causal), este Congreso y el TC optaron por lavarse las manos. Esta herramienta constitucional podría usarse por los próximos congresistas para obstruir la acción del Ejecutivo.
A pesar de que el panorama es una invitación a la desazón, creo que los electores sí podemos impedir que los próximos cinco años sean de inestabilidad política si votamos por candidatos con vocación de servicio y que no busquen impunidad, ni representen a mafias o a grupos de interés. No elijamos a más Lunas o Alarcones o Becerriles. Votemos por quienes tengan una trayectoria y no un prontuario. Es un imperativo cívico.
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