/getHTML/media/1229342
Nicolás Yerovi: "Celebramos la sobrevivencia"
/getHTML/media/1229339
Fernán Altuve: "¿Presentar candidato de 87 años se puede considerar estabilidad?"
/getHTML/media/1229338
Orgullo de ser peruano: ¿Qué nos hace sentirlo?
/getHTML/media/1229336
Nancy Arellano sobre Elecciones en Venezuela: "Esta no es una elección tradicional"
/getHTML/media/1229265
Zelmira Aguilar: "Alejandro Villanueva creó el estilo de juego de Alianza y Selección"
/getHTML/media/1229195
Cherman: "Quien me quiebra el lado patriótico fue Juan Acevedo con Paco Yunque"
/getHTML/media/1229190
Marco Poma CEO de Tkambio: "Perú está atrasado en materia de 'open banking'"
/getHTML/media/1229009
Javier Arévalo, escritor: "Sin bibliotecas, el hábito de leer no nace en los niños"
/getHTML/media/1228674
Mujeres Aymaras sorprenden con su arte en Desfile de Modas
PUBLICIDAD

Sebastiao Mendonça Ferreira: El costo de la corrupción

“(…) ¿por qué no se descubrió antes? El PT y aliados han escalado los niveles de la corrupción, pero el problema ya existía antes de que ellos lleguen al poder”.

Imagen
notitle
Fecha Actualización
Después de 4 años de campaña anticorrupción y la realización de 2,056 operaciones (búsqueda, aprehensión, etc.), la Policía Federal ha calculado que los grupos criminales (políticos y económicos) han generado un costo de US$ 39 mil millones, equivalentes a 2% del PBI del Brasil.

Los robos más graves fueron los realizados en los fondos de pensión, el 44% del total, y en Petrobras (11%), pero incluyeron también el financiamiento ilícito de campañas electorales, crímenes tributarios y otros. Los robos evitados por la PF suman US$23 mil millones y lo recuperado, también significativo, fue cerca de US$7 mil millones. Estos números están incompletos y no incluyen mucho de lo hecho en el BNDES ni los cientos de casos que comienzan a destaparse. Adicional a todo esto hay que sumar los recursos aplicados en los proyectos inútiles, con el propósito único de robar (estadios, navíos, plantas industriales, etc.).

En medio de sus múltiples conflictos políticos, la mayoría de la aristocracia política brasileña tiene una bandera común: debilitar la lucha contra la corrupción. Sus objetivos inmediatos son dos: no ser castigados por los delitos cometidos y bloquear la creación de mecanismos que dificulten sus prácticas corruptas. Pero es muy difícil que, a estas alturas, logren regresar al pasado.

La pregunta pendiente es: ¿por qué no se descubrió antes? El PT y aliados han escalado los niveles de la corrupción, pero el problema ya existía antes de que ellos llegaran al poder. ¿Por qué el Ministerio Público y el Poder Judicial no persiguieron esos crímenes en casi 130 años de República? Es aquí donde se necesitan hacer los principales cambios.