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Reflexiones de un semianalfabeto digital (II)
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Reflexiones de un semianalfabeto digital (II)
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No se puede cuestionar lo positivo de los avances del mundo digital: conectividad a toda hora, noticias instantáneas, democratización de la información, y lo más importante, una posibilidad de combatir a los enemigos de la libertad cuando hoy, con un celular, podemos hacer circular por redes sociales lo que ocurre en países con regímenes totalitarios y dictatoriales que concentran todos los medios de comunicación.
Es positiva también la enseñanza virtual que algún día también favorecerá a los más pobres; la unión familiar a pesar de las distancias y pandemias; facilidades para servicios y transacciones, en fin, la vida se ha vuelto más cómoda gracias a la tecnología digital. Pero como en todo, hay consecuencias negativas, y pienso que la “cultura digital”, sumada al coronavirus, está agravando varios defectos de la condición humana que explican por qué más personas creen en teorías conspiratorias absurdas; cómo la crítica sensata se ve superada por los insultos y ofensas en las redes sociales, etc. Basada en la instantaneidad, la cultura digital puede conducir a sociedades a caer, con más facilidad que en el pasado, en la tentación de populismos de derecha, de izquierda o simplemente delirantes.
En la cultura digital escasea la paciencia para los procesos largos que implican los mecanismos de la democracia y aunque se quieran todas las libertades, contradictoriamente, se busca cierto autoritarismo que determine un mensaje dominante sobre tantos caos sociales y comunicacionales.
Quizás son estas, reflexiones de un perezoso que no se esfuerza lo suficiente a sumergirse en la cultura digital y se arropa en su refugio analógico, pero quizás algo de lo aquí escrito tenga sentido.
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