¡Papelón!

Lejano del interés ciudadano parece estar el referéndum, también el abrazo del presidente Vizcarra a la causa de la reforma judicial, el destape de Los Cuellos Blancos, la extinción del Consejo Nacional de la Magistratura y la decisión de formar una Junta Nacional de Justicia.

Esto último, diera la impresión, se está convirtiendo en una misión imposible. La Comisión de Alto Nivel, encargada de evaluar y examinar con lupa a los eventuales integrantes de este organismo, tuvo su última patinada el martes 25.

De las decenas que se presentaron a los exámenes solo habían aprobado tres, y de estos, al menos uno con reparos en su conducta tuitera. Llegó el último filtro, la entrevista personal, y había quedado uno, aparentemente con todas las satisfacciones: Pedro Patrón. Cuando estaban listos para la proclamación y juramentación, ¡ojo, pare, cruce, tren! ¡Aguanten! En redes sociales aseguraban que tenía un proceso abierto por falsedad ideológica.

El defensor del Pueblo, el presidente del TC, el presidente del Poder Judicial, la fiscal de la Nación, pasmados por la aparición de la noticia, no pudieron verificarlo antes, no cruzaron la información, nadie en sus despachos pudo evitarles el papelón.

Resultado: al casi primer miembro de la JNJ se le quemó el pan en la puerta del horno. Esto no le hace bien al Perú, lo empalidece, lo avergüenza. Un proceso con las más calificadas autoridades empañado por errores de comprobación habla pésimo de nuestra institucionalidad.

Estamos por cumplir un año del escándalo de corrupción de los exmagistrados vinculados a la organización criminal de Los Cuellos Blancos del Puerto y seguimos sin miembros para la Junta Nacional de Justicia.

Siete titulares y siete suplentes. Un periodista al enterarse de la suspensión del juramento de Pedro Patrón dijo que en el país siempre pasa algo. Efectivamente, pasan muchas cosas, pero no cambia nada. Ese es el problema.