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[Opinión] Sonia Chirinos: El Perú como orgullo y congoja

[Opinión] Sonia Chirinos: El Perú como orgullo y congoja.

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La bandera peruana es proyectada en Palacio de Gobierno. (Gobierno)
Fecha Actualización
Si algo defendió mi padre, Enrique Chirinos Soto, es que el Perú no se puede entender de forma parcial. Por eso hay que aceptar que el Perú no es solo el resultado de 200 años de republicanismo. El Perú de hoy no se puede entender sin tener en cuenta también su pasado colonial y sus avatares prehispanos.
El Perú es la amalgama de todos esos componentes. No se trata, decía mi padre en su excelente Historia de la República, de establecer un “torneo de rivalidades” entre su pasado incaico, el colonial y el republicano.
Se trata de entender que en la historia del Perú hay hitos, representados por personajes –hombres y mujeres– que dejaron una huella palpable en nuestra realidad, ayudándonos a conformarla.
Si de verdad amamos el Perú, decía Chirinos Soto, no podemos pervertir esta idea. Otra cosa sería incurrir en un falso maniqueísmo, haciendo de unos u otros los malos, con afán de excluir al resto en nombre de una visión histórica equivocada.
En el mismo sentido, de forma casi profética, defendió mi padre la necesidad imperativa de entender que la costa, la sierra y la Amazonía no se pueden excluir entre sí.
Donde mejor se plasma esta inexcusable unión, que muchos llamarían “fusión”, es en la cocina. Si la misma ha valido para alzar al Perú al Olimpo de las mejores gastronomías del mundo, tiene que valer para consolidar la unión de los peruanos. Y la comprensión del Perú.
El Perú como “orgullo y como congoja” es de todos. Es un crisol de razas, de paisajes (¡ay! esos Paisajes peruanos que con tanto amor describió Riva Agüero), de idiomas y de circunstancias que tenemos la obligación de respetar. Desde el primero de sus funcionarios hasta el más humilde de los ciudadanos, que no súbditos.
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