[OPINIÓN] Richard Arce: “Cerrón, un robolucionario (sic)”

Pero no es que esté desaparecido; eso será para la justicia, el sujeto está más activo que nadie en las redes sociales, despachándose como bueno sobre la coyuntura política y, además, difamando a todo aquel que ose reclamar por su captura y que rinda cuentas ante la justicia.

Inclusive osó amenazar al general Oscar Arriola de la PNP, en Twitter, retándolo a ver si lo capturaba, al mismo estilo que los delincuentes que tratan de fanfarronear desde la clandestinidad. Lo mismo ha hecho para difamar a periodistas y se muestra empoderado, haciendo videos y los publica como si estuviese mandando mensajes a la nación, inverosímil.

Cerrón ha sido sentenciado en dos procesos distintos por actos de corrupción durante su gestión como gobernador regional de Junín, agotándose las instancias judiciales, con lo cual ya quedarían consentidos sus delitos. Adicionalmente, por otros delitos ahora tiene que afrontar una audiencia de prisión preventiva, el próximo 18 de diciembre, que evidentemente va a ser aprobada por el juez, porque está claro que está rehuyendo de la justicia. Si no, recordemos de cuántas audiencias se salvó, con leguleyadas; ahora es imposible.

Frente a su situación legal comprometida, la pregunta es por qué la prepotencia y sobre todo por qué se le nota seguro de salir bien librado, cuando en realidad es imposible que evada la cárcel si no es por su situación de prófugo.

Ahí es donde salta la suspicacia. Cerrón tiene poder con su bancada, que se ha asociado al fujimorismo, y tiene al hermano de operador de componendas con lo más rancio del Congreso. Eso incluye, por ejemplo, la elección de los miembros del Tribunal Constitucional (falta uno), con lo que podrían tener prebendas para un futuro habeas corpus, en el mismo modus operandi de cambio de votos por impunidad.

¿Tendrá algo que ver el gobierno? ¿Cerrón se siente protegido?

Por lo pronto, Cerrón busca notoriedad para construir la narrativa de perseguido político y lawfare cuando simplemente es un vulgar corrupto que se aprovechó del cargo para enriquecerse, un robolucionario (sic) de pacotilla.