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[OPINIÓN] Marisol Pérez Tello: Algo está cambiando

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"No existe modo de usar los recursos naturales y atender las demandas de agua y energía sin una relación armoniosa y respetuosa con ellos".
Fecha Actualización
Los pueblos indígenas ocupan la cuarta parte del territorio del mundo, representan el 8% de la población en Latinoamérica. No existe modo de usar los recursos naturales y atender las demandas de agua y energía sin una relación armoniosa y respetuosa con ellos. La KAS lo vio claramente.
La Fundación Alemana Konrad Adenauer Stiftung (KAS) tiene un programa regional de participación política indígena; por más de una década ha acompañado procesos formativos académicos y políticos. La última semana, convocó en Panamá a un grupo de jóvenes líderes para tratar temas vinculados a pueblos indígenas.
El tema tiene que ser entendido en toda su complejidad, sin romanticismo, sin paternalismo; necesitamos dialogar con una escucha paciente que busque consensos y sea eficiente. A eso llegamos después de trabajar varias horas. Sergio me devolvió la memoria y el respeto por la chacana, tan degradada por un hombre cuyo final solo puede dar lástima y certeza de que la justicia tarda, pero llega. Recordé que los colores y los símbolos NO deben ser destruidos por malos políticos.
Sentí que algo está cambiando, ni siquiera estoy segura de qué. Quizá la que cambia soy yo; en cualquier caso, fue un remanso en medio del difícil tiempo que pasa el mundo, Latinoamérica y nuestro país, en el que la crisis política ha generado más incertidumbre, frustración y desesperanza de la que usualmente debemos administrar.
El origen puede estar en el contexto pospandemia, en la guerra, el cambio climático y su evidencia en desastres naturales, la violencia e inseguridad, el descrédito político y nuevos dictadores populistas inútiles que generan crisis económicas y olas migratorias, o populistas eficientes —los menos— que generan silencio por miedo a la reacción de mayorías que claman respuestas sin importar el costo… hasta que importa.
Frente a esto, la tentación de caer en los extremos es muy grande y no lleva a ningún lugar; es el miedo que impone su punto de vista, la incapacidad de escuchar o incorporar al otro en un proyecto de vida en comunidad, la prepotencia, el discurso chato de inventar o crear un enemigo. Polarización, estigmatización, agravio inconducente.
Pero, en medio de esto que cansa, encuentro jóvenes de todas partes de Latinoamérica preparándose, diciendo y haciendo. Los siento y escucho soñar, dispuestos a jugársela, conscientes de lo que tienen que enfrentar y recuerdo nuevamente a José Ingenieros en ‘Las fuerzas morales’, eso que representa la juventud: rebeldía, pero también esperanza.