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[OPINIÓN] Ed Málaga: “¿Tiene remedio el Congreso?”

“La resistencia al cambio es evidente. Ningún partido o bancada se atreve a reformar el Congreso. No sería políticamente rentable para sus dueños y voceros, mucho menos para mesas directivas sin liderazgo”.

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[OPINIÓN] Ed Málaga: “¿Tiene remedio el Congreso?” . (@photo.gec/César Bueno)
Fecha Actualización
¿Por qué el Congreso parece condenado al oprobio? Una obvia razón es la escasez de parlamentarios idóneos, algo que ni la ley ni muchos electores contemplan. Por otro lado, es una institución ineficiente, burocrática, poco transparente y anticuada. Y requiere que hablemos no solo de reformas urgentes como la bicameralidad, la reelección y la renovación por mitades, sino también de su funcionamiento y reglamento interno; de los conflictos de interés en la Comisión de Ética y la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales, que hacen imposible limpiar la casa; de los criterios con los que bancadas reparten comisiones a congresistas incompetentes, regalando cargos y poder a asesores por los que nadie votó; o de los altos niveles de clientelismo y copamiento con los que conviven mesas directivas, cuyos miembros cada año se reparten áreas técnicas de la institución, politizándola y desestabilizándola.
La resistencia al cambio es evidente. Ningún partido o bancada se atreve a reformar el Congreso. No sería políticamente rentable para sus dueños y voceros, mucho menos para mesas directivas sin liderazgo. Pocos congresistas ven más allá de sus propios intereses o los de sus grupos. Por eso, entre otras joyas, han eliminado las PASO para favorecer a sus cúpulas partidarias; desnaturalizado la colaboración eficaz para salvar a sus propios investigados; extendido el bachillerato automático para favorecer a sus universidades; y modificado la ley forestal y de vida silvestre para abrir la puerta a la deforestación y economías ilegales. Y aún está en agenda el regalo a la minería ilegal que sería ampliar el REINFO. Ni qué decir de la batalla política por la JNJ y el Ministerio Público.
En el Congreso los votos mandan. Podemos quejarnos y entrar en negación, pero también podemos, en las próximas elecciones, premiar a los partidos reformistas y castigar a los espurios. El remedio en tus manos.
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