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(OPINIÓN) Ariel Segal: Santé Emmanuel

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(OPINIÓN) Ariel Segal: Santé Emmanuel. (REUTERS/Benoit Tessier)
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Emmanuel Macron fue reelecto y ganó con un resultado cómodo en la segunda vuelta electoral a su rival, Marine Le Penn. Sin embargo, la primera vuelta es la que refleja cómo la mitad de los franceses ha optado por candidaturas de partidos antisistema: el izquierdista radical Jean-Luc Mélechon obtuvo un 22% de la votación, mientras que el ultraderechista Éric Zemmour, 7%. Esto, junto al 23,3% de Le Penn de la Agrupación Nacional (RN), suma más del 50% de votantes que desea un cambio radical.
Macron garantiza, al menos por cinco años más, una Francia que junto a Alemania seguirá liderando a la Unión Europea, y junto a Estados Unidos a la OTAN, como lo demuestra con la actual crisis de la guerra de Putin en Ucrania. Y si bien podemos respirar aliviados con la victoria de Macron, los resultados de la primera vuelta avizoran un futuro complicado para Francia.
Si sumamos los partidos euroescépticos o los que, explícitamente, expresan su deseo de retirar al país de la UE, y le agregamos una abstención del 26,3% y la casi desaparición de los partidos históricos –el republicano y el socialista–, estamos frente a síntomas de una enfermedad grave que parece difícil de revertir.
Para que un gobierno, en cualquier país, sea reelecto luego de superar la “crisis de los chalecos amarillos”, administrar una “economía de guerra” para hacer frente al COVID-19 y la crisis de la ralentización de la cadena de suministros, y – además–, en el último trimestre, las consecuencias políticas y económicas de la invasión a Ucrania, debe haber hecho muchas cosas bien. Macron demostró mucha habilidad para manejar a Francia en una de las coyunturas más difíciles en su historia reciente.
Santé Emmanuel, salud presidente. Un brindis por la moderación deseando, con escepticismo, que persista.
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