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Another brick… (I)

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Another brick… (I) (Reuters)
Fecha Actualización
El asesinato de George Floyd por parte de un policía en la ciudad de Minneapolis ha causado una ola de protestas que revelan un largo y profundo síntoma en los Estados Unidos. Las manifestaciones mutaron, en muchos casos, a saqueos y vandalismo, cuestión que ocurre la mayoría de las democracias del mundo aunque la causa original de la indignación sea justificada, como pasó en Chile, Ecuador y Francia (chalecos amarillos), entre otros.
Para EE.UU., golpeado por el COVID-19 como el resto de las naciones, será muy difícil la recuperación económica y social, sobre todo por la enorme división de una sociedad que ha pasado de Obama –primer presidente afroamericano– a Trump, si no xenófobo e insensible con los sectores más vulnerables, al menos condescendiente hacia los grupos supremacistas blancos.
El factor Trump ha polarizado a los estadounidenses, pero siendo justos EE.UU. tiene un largo contexto que explica esta crisis: una historia de esclavitud, discriminación y repetido abuso policial contra la población negra que cada cierto tiempo se traduce en matanzas, como los casos de Rodney King, que causó disturbios en Los Ángeles, 1992; Trayvon Martyn, asesinado por un vigilante en Orlando, 2012; Eric Garner, asfixiado por un policía en New York, y Michael Brown, en Missouri, en 2014; además de un largo etcétera, incluyendo la reciente detención de un expolicía y su hijo que tirotearon, como si fuese una presa de caza, al afroamericano Ahmaud Arbery, cuando trotaba en Brunswick, Georgia.
La próxima semana analizaremos más este problema que para EE.UU. se ha vuelto un “another brick in the wall” (otro ladrillo en la pared) de una historia aún no resuelta.