Odebrecht lleva las de perder

Qué frescura la de Odebrecht al pretender que el Perú le pague US$1,200 millones. Son ellos los que deberían devolver montañas de dinero que festinaron a costa de nuestra institucionalidad. Para eso firmaron un acuerdo de colaboración. El Perú pudo verle el fustán a casi toda su clase política. Presidentes, congresistas y ministros le abrieron la puerta al ladrón. El que no cayó, resbaló.

El Equipo Especial lleva, gracias a las confesiones de los brasileños, los casos de corrupción más emblemáticos y escandalosos de nuestra historia reciente. Hoy, con la demanda ante el Ciadi, los opositores al acuerdo han vuelto a la carga y quieren, por enésima vez, masacrar a los fiscales que llevan adelante las investigaciones. Hay que separar la paja del trigo, y la crítica juiciosa de la interesada.

Los antecedentes en el Tribunal del Banco Mundial juegan a favor del Perú. De 17 controversias, nuestro Estado ha ganado 14; recibiendo a favor, entre penalidades, regalías y devoluciones, unos US$110 millones. En los tres casos que el Perú salió desfavorecido, en uno se ordenó el pago de menos de la mitad del monto inicialmente reclamado; mientras que, en los otros dos, se ordenó aproximadamente el 4% de la pretensión original. Digamos que en la estadística Odebrecht queda mal parada. Y en la reputación, ni qué decir.

El numeral 5.1.6 del contrato del Gasoducto es lapidario para los brasileños: “ninguno de los accionistas, socios o Empresas Vinculadas, ni cualquiera de sus respectivos directores funcionarios, empleados, asesores, representantes legales o agentes, ha pagado, recibido, ofrecido, ni intentado pagar, recibir u ofrecer ningún pago o comisión ilegal en relación con la concesión, el contrato o el concurso”. Odebrecht aceptó culpabilidad en el caso. Difícil que el Ciadi les dé la razón.