¿Puede el Estado mejorar el impacto de sus políticas públicas?

¿Bajo qué lógica está el Gobierno transfiriendo recursos a las regiones? Se calcula que en Apurímac existen más de 33 mil niños menores de 5 años con desnutrición crónica. Esto la ubica entre las regiones con mayor cantidad de niños en esta situación del país. El presupuesto de 2018 del Programa Nutricional Alimentario-PAN, que tiene como objetivo combatir la desnutrición, transfiere a esta región apenas S/227 anuales por niño, mientras que en el caso de Ica, con aproximadamente 4,650 niños con desnutrición crónica, se le transfieren S/2,422 anuales por niño. ¿Por qué entregar más de diez veces un presupuesto por niño a una región que tiene siete veces menos población objetivo? ¿Cuál es su lógica? Sin duda, en las zonas donde hay menor cantidad de público objetivo, la estrategia de focalización se hace más compleja y demandante, pero aun así, no encuentro un motivo técnico por el que la transferencia de recursos tenga una disparidad semejante como el caso que se acaba de mencionar.

Algo similar sucede con el Programa de Saneamiento Rural. Hay regiones como Loreto o Huánuco que reciben S/4 y S/6 por persona, respectivamente, como transferencia de dicho programa, mientras que regiones como Lambayeque y Lima Provincias reciben hasta S/1,587 y S/1,374 por persona que necesita del servicio de este programa.

Visto desde otro modo, Lambayeque recibirá este 2018 más de S/290 millones, mientras que para Huánuco se ha programado la transferencia de apenas S/2 millones, pese a que tiene mayor cantidad de público objetivo.
Empezar a orientar el presupuesto público de acuerdo a las necesidades de cada territorio es lo que más necesitamos para asegurar la revolución social pendiente.