/getHTML/media/1229342
Nicolás Yerovi: "Celebramos la sobrevivencia"
/getHTML/media/1229339
Fernán Altuve: "¿Presentar candidato de 87 años se puede considerar estabilidad?"
/getHTML/media/1229338
Orgullo de ser peruano: ¿Qué nos hace sentirlo?
/getHTML/media/1229336
Nancy Arellano sobre Elecciones en Venezuela: "Esta no es una elección tradicional"
/getHTML/media/1229265
Zelmira Aguilar: "Alejandro Villanueva creó el estilo de juego de Alianza y Selección"
/getHTML/media/1229195
Cherman: "Quien me quiebra el lado patriótico fue Juan Acevedo con Paco Yunque"
/getHTML/media/1229190
Marco Poma CEO de Tkambio: "Perú está atrasado en materia de 'open banking'"
/getHTML/media/1229009
Javier Arévalo, escritor: "Sin bibliotecas, el hábito de leer no nace en los niños"
/getHTML/media/1228674
Mujeres Aymaras sorprenden con su arte en Desfile de Modas
PUBLICIDAD

Matrimonio para todos, o sea, también para gays

Más de 15 países –como España, Francia y Argentina– han aprobado el matrimonio para todos. Aquí, a la larga, se impondrá. Por ahora, su avance es lento en el imaginario colectivo, en la mente de la gente.

Imagen
notitle
Fecha Actualización
Carmen González,Opina.21c.gonzalez@infonegocio.net.pe

Pero hay cambios, como la reducción de la hostilidad contra los que se sienten atraídos –al margen de su voluntad– por otros del mismo sexo.

Los sectores que son los grandes promotores de la libertad, en este tema son hiperconservadores, con argumentos absurdos: que hacen daño a la sociedad, a las familias y a las personas. Como si el matrimonio heterosexual fuera la gloria. Como si se tratara de promover un producto nuevo y maligno. No señores, es algo que existe. Hay un lazo social, una unión entre gays que se da y se va a seguir dando, al margen de los deseos de los que se oponen.

Los que están de acuerdo con la unión gay tienen todo el derecho de luchar a favor de este, así como la Iglesia Católica también tiene todo el derecho de oponerse, porque es su creencia. Lo que no puede hacer el Estado es confundir el derecho de los ciudadanos con el derecho de los creyentes, ni renunciar a su obligación de normar las relaciones sociales y de promover la igualdad de derechos venciendo la discriminación de los ciudadanos, sin prejuzgar sobre su sexualidad.