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Juan Mendoza: El gobierno de la anemia

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Fecha Actualización
La anemia infantil es una plaga que debe ser erradicada. Es lamentable, por ello, que la prevalencia de la anemia haya aumentado durante este gobierno. Según el INEI, el porcentaje de niños entre 6 y 36 meses con anemia ha pasado de 41.6% en 2011 a 43.5% en 2015.

La anemia se ha incrementado en el campo (de 49.6% a 51.1%) y en la ciudad (de 37.5% a 40.5%), en la costa, sierra y selva. Incluso en Lima y Callao, donde uno esperaría que sería más sencillo reducirla, la anemia infantil pasó de 27.5% en 2011 a 36.3% en 2015. Incluso dentro del ámbito del programa Juntos, la anemia apenas cayó de 51.4% en 2011 a 50.5% el año pasado, luego de llegar a 56.6% durante el 2014.

La incidencia de la anemia infantil es deprimente. En 11 regiones, más de la mitad de los niños la padece. En Puno, 3 de cada 4 niños son anémicos. En Madre de Dios (minería ilegal) y Apurímac (Las Bambas), la anemia infantil alcanza el 58.2% y 56.8%.La anemia infantil tiene consecuencias devastadoras sobre la estatura y el desarrollo de la capacidad intelectual. Además, padecer anemia acorta la esperanza de vida e incrementa la susceptibilidad a las enfermedades infecciosas. El niño anémico de hoy es el trabajador de baja productividad de mañana. No combatir la anemia infantil merma el potencial de crecimiento de la economía, pues reduce la acumulación de habilidades educativas y la salud de la fuerza laboral.

Y no solo ha aumentado la anemia infantil. También ha caído la cobertura de la vacunación. Así, por ejemplo, el porcentaje de niños menores a 12 meses con vacunas básicas completas ha pasado de 77.2% en 2011 a 69.4% el año pasado. Llama la atención que la vacunación de los infantes en el ámbito de Juntos también ha caído de 75.1% a 68.8%. Lo peor es que la anemia infantil venía reduciéndose de forma acelerada antes de este gobierno. Entre el 2007 y el 2011, la anemia había caído en 15.2% desde un nivel de 56.8%. Asimismo, entre el 2009 y el 2011, el porcentaje de vacunación había aumentado de 60.4% a 77.2%.

Sería ideal que nuestras autoridades nos explicaran por qué, en lugar de seguir reduciéndose, la anemia infantil ha aumentado. ¿Quién es el responsable? ¿Dónde están los frutos del mayor gasto en programas sociales para la niñez? ¿No son acaso los niños la población vulnerable por excelencia? ¿Cómo puede aumentar la anemia en medio de tanto crecimiento económico? ¿Hay inclusión social?

Si no reducimos la anemia infantil con rapidez, los adultos del futuro no tendrán ni mente ni cuerpo sano, y habremos condenado a más generaciones al subdesarrollo.