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Golpe en falso

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Manuel Merino, presidente del Congreso, responde por las conversaciones que sostuvo con los comandantes generales del Comando Conjunto y Fuerzas Armadas. (Foto: Presidencia de la República).
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El intento de vacancia se desinfló y los legisladores que se aferran a ella se cuentan con las manos, así que es probable que la moción sea retirada, como lo han pedido algunas bancadas. Pero la historia recorrerá rutas que hubiesen sido impensables días atrás. Por la salud del Poder Legislativo, hay dos destituciones que tienen que seguir su marcha: la de Merino de Lama como presidente del Congreso y la de Alarcón como presidente de la Comisión de Fiscalización.
Por coherencia política, los legisladores que fueron utilizados en la pantomima golpista, violentando el debido proceso de forma grosera, deberían pedir una reconsideración de su voto y presentar una moción de censura contra Merino. No hacerlo los revelará como aliados del golpe.
Quien ha arrastrado a todo el Congreso con sus ansias desmedidas por ponerse la banda presidencial y satisfacer a quienes vienen buscando desde hace meses que las elecciones presidenciales se aplacen, ya sea porque sus líderes están en problemas judiciales o porque no despegan en las encuestas, no puede seguir a la cabeza de un poder el Estado.
Al margen de este desenlace inesperado, no deja de ser llamativa la torpeza de los congresistas que impulsaron este despropósito. Promover una vacancia presidencial en medio de una pandemia global es una mejor muestra de incapacidad moral permanente que los tristes audios de Vizcarra con su deslucido entorno, que ameritan investigación y respuestas, pero están muy lejos de ser una razón para vacarlo. ¿Cómo lanzan una maniobra tan arriesgada sin tener los votos necesarios? ¿Cómo siguen adelante cuando las FF.AA. ya les lanzó la puerta en la cara? Hasta para ser macabro se necesita astucia, pero los delirios de grandeza de los Merino, Alarcón, Chehade y más no les permiten ver dónde están realmente parados, algo común en la deslucida política local en la que faltan hombres y mujeres de Estado.
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