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“Ganó AMLO en México”

Recuerden que si Castillo llegaba a la embajada de México, hoy sería un asilado político; pero recuerden que eso sería buscar impunidad a los delitos que cometió.

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La presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, es una ratificación al gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que por cierto tiene más de 60% de aprobación al final de su gobierno, con lo cual se marca un hito muy importante en el país azteca, en vista de los problemas latentes que vive, como el narcotráfico, la violencia y la pobreza, que AMLO ha sabido capear en un casi narcoestado.
Hay muchas tareas pendientes, eso es innegable. Con 130 millones de habitantes, es evidente la complejidad para atender sus necesidades, pero es paradójico lo que sucede ahora con el triunfo electoral del Movimiento de Regeneración Nacional –Morena–, partido gobernante del cual Sheinbaum fue fundadora, que consigue un segundo gobierno consecutivo.
Aquí si me permiten hago una digresión, porque en nuestro país causaron mucha indignación las expresiones de respaldo de AMLO a Pedro Castillo en el momento del golpe de Estado de diciembre de 2022, que evidentemente fueron desatinadas, pues no guardaban relación con la realidad, y eso también lo hemos criticado.
Recuerden que si Castillo llegaba a la embajada de México, hoy sería un asilado político; pero recuerden que eso sería buscar impunidad a los delitos que cometió.
Un gran problema que tenemos en la izquierda es esa falsa solidaridad ideológica con el compañero(a), que nos limita a guardar silencio cómplice e inclusive que no nos permite ser críticos con dictaduras y regímenes autoritarios como Cuba, Venezuela y Nicaragua; por eso sé de fuentes, muy confiables, que AMLO apoyó a Castillo por la historia sesgada que le contaron algunos camaradas y por eso su defensa incondicional. No lo justifico, al contrario, crítico esta posición.
Regresando a la presidenta electa Sheinbaum, hay muchas cualidades en ella que generan esperanza, para que un país hermano como México pueda salir adelante. Es progresista, académica calificada, humanista y defensora incondicional de los derechos humanos, férrea luchadora contra los efectos del cambio climático, que le valió recibir en equipo el Premio Nobel de la Paz en 2007. Fue la primera alcaldesa mujer del D.F. y ahora será la primera mujer presidente de México lindo y querido.