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El poder tras el poder (II)

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Comentaba ayer que la Encuesta del Poder es muy útil para entender cómo la élite local concibe al Perú, así como para entender sus miedos y aspiraciones. La encuesta está hecha a poco más de 250 personas influyentes en distintos campos de la vida política, económica y social del país, así que, en realidad, más que una encuesta del poder, es una encuesta al poder. Con eso en mente, además de lo que comenté ayer sobre las preferencias presidenciales, donde Fernando Cillóniz, quien no aparece en ningún otro lado, lidera esta categoría con un 17% (junto con Guzmán), asoma lo siguiente:
- Que Ántero Flores Aráoz o Lourdes Flores estén en el grupo de quienes lideran las preferencias para ser parte del siguiente Congreso es como que si la encuesta se hubiese realizado en 1995. Es viajar al pasado. Refleja también la nostalgia por la política tradicional, la de lo políticamente correcto y el cuidado del statu quo. En esa lista corta aparecen también Marisol Pérez Tello y Gustavo Guerra García, lo que indica que entre las élites consultadas no todo está perdido.
- Los resultados dejan la mesa servida a quienes se presentan como candidatos que amenazan el statu quo. Si Verónika Mendoza realmente quisiera jugar esa carta, a lo Sanders en EE.UU., debería salir por todos lados a vociferar que no estar en la lista corta de los poderosos es el mejor ejemplo de que nada la mantiene atada a ellos.
- La coincidencia entre el resultado de esta encuesta y las nacionales sobre el poder de los fiscales de Lava Jato es reveladora. Es la primera vez que personas del sistema de justicia están entre los más poderosos, para los poderosos. Pero este es un reconocimiento individual, no institucional. ¿Podrán trasladar ese reconocimiento al Ministerio Público? Para eso falta mucho.