¿Dividir para vencer?

El Congreso que se insinúa para julio es una verdadera invitación al desasosiego. Según el último simulacro de votación de Ipsos, 12 partidos (o clubes o vientres de alquiler o plataformas electoreras) pasarían la valla y alcanzarían representación congresal.

Nunca en las últimas décadas hemos visto que un Congreso comience funciones tan fragmentado y, si pasamos revista a la historia reciente, caeremos en cuenta de que podría fragmentarse aún más. El Congreso de 2011-2016 comenzó con seis bancadas y terminó con nueve, el de 2016-2019 pasó de seis a once, y el actual arrancó con nueve y ya tiene 11. Según el periodista Martín Hidalgo, 153 congresistas han renunciado a sus bancadas en los últimos 20 años y 18 nuevos grupos parlamentarios se han creado en el mismo periodo (estos y otros datos interesantes están recogidos en su libro Congresopedia).

Es natural que los partidos menos institucionales y que fungen de vientres de alquiler o de plataformas personalistas se fracturen antes: Renovación Popular, Victoria Nacional, Avanza País, Somos Perú y Juntos por el Perú (aunque si bien es una plataforma prestada, tiene una agenda más cohesionada). ¿Qué mantendrá unida a la bancada de un partido cuyo propósito central es encumbrar en el poder a un candidato presidencial? ¿Qué cohesionará a la bancada de un partido que obvió toda competencia y filtros para elaborar su lista congresal? ¿O a aquella que escogió a sus candidatos por Zoom? Nada. Los partidos que tendrán menos probabilidades de fraccionarse son los que tienen alguna dosis de institucionalidad y, mal que bien, esos son Acción Popular, Fuerza Popular, Alianza para el Progreso, el Partido Morado y Frepap.

¿Hay algo que podamos hacer a estas alturas? Sí. En vez de abandonarnos a la inevitabilidad de los hechos, podemos informarnos, escoger al mejor candidato posible y no votar blanco o nulo. Al no incluirse los blancos y nulos en los votos contabilizados, el universo de electores se reduce y eso facilita que más partidos pasen la valla.