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La popularidad del mandatario cayó tres puntos porcentuales a comparación con el sondeo de principios de mes. (Foto: Anthony Niño de Guzmán / GEC)
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La aprobación del presidente Martín Vizcarra sigue siendo alta. Aun cuando el anuncio de la reforma para adelantar las elecciones no alcanzó los niveles más altos que ha exhibido el mandatario, es prueba de que las arremetidas contra el Congreso continúan siendo rentables en lo que a marketing político se refiere.
Sin embargo, analizando un poco más en detalle las cifras de la última encuesta realizada por El Comercio – Ipsos, asoman algunos números en los que vale la pena detenerse. Dos en particular.
El primero es el casi empate entre los porcentajes de quienes consideran que sus decisiones obedecen a criterios técnicos y los que las atribuyen a populismo puro: 45% en el primer caso y 43% en el segundo.
Que cuatro de cada diez encuestados lo perciban como un jefe de Estado populista no es poca cosa, sobre todo cuando el gobierno acaba de hacerse un autogol innecesario con el errático manejo del conflicto provocado luego del otorgamiento de la licencia de construcción de Tía María a la Southern. No hubo inteligencia, anticipación ni control de riesgos. El Minem quedó mal parado y el presidente descolocado tras el dichoso audio en el que lo más grave parece el tono cercano a la desesperación de sus palabras. Inexplicable para alguien que goza de tremendo respaldo popular.Era previsible que hubiese protestas y aprovechamiento político del descontento, pero si algo no se perdona, es la falta de firmeza y claridad acerca del futuro de un proyecto que si bien –como ha dicho el ministro de Economía– no es el único, resulta emblemático.
Por otro lado, está la diferencia de edad entre los que más y los que menos lo aprueban. Estos últimos son los mayores de 40 años, peruanos que han vivido en carne propia más de una crisis y a los que les costó recuperar la fe en su país.
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