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Paradero final

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Paradero final
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Que de 609 pruebas realizadas en paraderos estratégicos de la capital – en los distritos de Villa María del Triunfo, Ventanilla, Chorrillos e Independencia– 136 dieran positivo, es un indicador que debería encender las alarmas en los despachos del Ministerio de Salud, de Transportes y Comunicaciones y, desde luego, en la Autoridad de Transporte Urbano de Lima y Callao (ATU), aunque de momento estos últimos tengan la agenda a tope con el paro anunciado por la Cámara de Transporte Urbano para el día de mañana.
No es un tema fácil, ciertamente, pero no por ello podemos seguir eludiéndolo, ya que hablamos de un foco infeccioso cuya peligrosidad va en aumento al paso de los días, conforme la cuarentena se flexibiliza y la población sale a las calles para reintegrarse, parcial o totalmente, a sus centros de labores para obtener el sustento familiar.
La tradicional imagen de vehículos de todo tamaño circulando atestados de ciudadanos, recogidos mayormente de paraderos igual de populosos, donde los tumultos, las apretaderas, las fricciones corporales y, en general, el sálvese-quien-pueda estaban (están) a la orden del día, son escenas –ya entonces parte de un problema jamás resuelto– que deberán desterrarse del imaginario nacional, al menos por un buen tiempo, y esta vez por razones de salud pública, porque es la vida de estos pasajeros la que será puesta en riesgo.
La gravedad de la situación, que si en Lima es crítica, en provincias debe ser peor, obliga al Gobierno a tomar cartas en el asunto –el Congreso solo la ha empeorado con normas recientemente promulgadas– y a plantearse el tema como prioritario en la lucha contra el COVID-19, pues su magnitud escapa ya al control de la ATU y de la Municipalidad de Lima, que, por otro lado, deberían hacer un esfuerzo por reconducir sus frecuentes desencuentros y comenzar a trabajar juntos. En circunstancias como las que vive el país, el imperativo categórico es el trabajo solidario para conjurar la emergencia: repensar estrategias, corregir errores, convocar apoyos, formar o reformular equipos de especialistas. Pensar u obrar de otra manera sería simple, mortal necedad.