Comisión al rincón

Finalmente, Fuerza Popular, en su local de Paseo Colón, eligió a puerta cerrada a los presidentes de las 10 comisiones ordinarias del Congreso. Que Rosa Bartra continúe al frente de la Comisión de Constitución era previsible y hasta cierto punto entendible, dada la estrategia obstruccionista de la hueste de Keiko Fujimori. Bartra ha demostrado tener la piel muy dura para no sonrojarse ante la opinión pública cuando explica temas álgidos para su bancada, como el boicoteo a la reforma política o los sucesivos, escandalosos blindajes a delincuentes de cuello (blanco) y corbata.

Sin embargo, lo que sí resulta una afrenta al país es que el fujimorismo eligiera para presidir la Comisión de Educación nada menos que a Tamar Arimborgo, cuyo derrotero político daría para escribir una hilarante comedia, si no fuera, en realidad, trágico para los niños peruanos en edad escolar que una parlamentaria de tan pobre nivel intelectual pueda acechar y amenazar la formación que recibirán en sus aulas.

Además del desprecio total por la educación que demuestra FP con este nombramiento, es cuando menos preocupante la pertinacia con que –aun cuando se encuentran peleando por su subsistencia, ante un más que posible adelanto de elecciones en el horizonte– continúan infligiendo daños a la democracia y sus instituciones, en este caso concreto, a uno de los pilares de la movilidad social y el acceso la modernidad con que cuentan los peruanos de menos recursos.

Se podría editar un libro entero con las barbaridades –desde “el enfoque de género tiene como efecto el Sida y el cáncer” hasta “el Ministerio de Educación promueve el sexo anal”, pasando por “la función del sexo es la reproducción y no el placer”– emitidas por este personaje, que sería solo un curioso ejemplar del fundamentalismo religioso si el fujimorismo no lo hubiera sacado del anonimato. Porque gracias a Internet y a los memes, Arimborgo es ahora una celebridad planetaria que hace reír en todos los idiomas cristianos.

Su ominosa elección para la Comisión de Educación, no obstante, muy aparte de proyectar una vergonzosa imagen del Perú en el exterior, puede leerse también como una señal de que FP ya comenzó a patear el tablero.