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[OPINIÓN] Mauricio Aguirre: “Salvando a Dina”

Ella no se quiere ir y, como el Congreso tampoco, la ecuación es perfecta.

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[OPINIÓN] Mauricio Aguirre: “Salvando a Dina”. (EFE)
Fecha Actualización
Dina Boluarte recién tiene 119 días como presidenta y, por lo menos, formalmente, le quedan 1,209 para terminar su mandato. Apenas cuatro meses de gobierno que, entre las violentas protestas y los desastres producidos por la furia de la naturaleza, parecen haber sido muchos más.
Su gobierno ha resistido y, aunque con turbulencias, recorre lo que parece será un mandato que podrá concluir en 2026. Ella no se quiere ir y, como el Congreso tampoco, la ecuación es perfecta.
Pero una cosa es no querer irse, y otra que nadie sea capaz de obligarla a dejar Palacio. Dina Boluarte le debe mucho a la derecha conservadora para seguir donde está, pero mucho más a las izquierdas de diferentes tonos y colores que fungen de oposición y que en realidad han contribuido bastante para que siga siendo presidenta pese a los más de 60 muertos de las revueltas.
Protestaron, gritaron, destruyeron, pero fueron incapaces de articular un movimiento que convenza a la ciudadanía de que la salida de Boluarte era viable y que había un proyecto que podía representar un rumbo distinto para el país.
Los congresistas de izquierda fueron incapaces de sacrificar su curul por un proyecto político distinto y muchos ahora ni siquiera pueden viajar a sus regiones. Los líderes de los partidos de izquierda se refugian en las redes sociales y algunos ni siquiera han podido inscribir su partido político en el Jurado Electoral.
Un movimiento de izquierda serio y moderno no existe, y en estos últimos meses Dina Boluarte lo ha agradecido. Pero, en verdad, es algo que debemos lamentar, y mucho.
El país necesita una izquierda responsable y organizada, honesta y convencida de que la viabilidad del país ya no pasa por los libros de Marx o los discursos de Fidel Castro. El equilibrio democrático lo pide a gritos, pero por ahora no se ven líderes a la altura del reto.