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¡Ay, la justicia!

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El Poder Judicial dictó 36 meses de prisión preventiva en contra de los hermanos Frank y Jorge Chávez Sotelo. (Foto: GEC)
Fecha Actualización
La justicia se ha vuelto protagónica en el Perú. La justicia hizo un parteaguas con los audios de los hermanitos; o al menos eso transmitió el presidente Vizcarra con su mensaje de julio pasado. Desde entonces, algo cambió; o dio la impresión de transformarse en bien de lo que siempre fue intocable o un gueto de impunidad. Con la caída de los consejeros del CNM, vinieron los procesos contra la corrupción de Odebrecht y un ventarrón de esperanza nos hizo y nos hace respirar una primavera de sanciones contra los que se robaron lo que es de todos; contra los que nos hicieron daño a todos.
Contra una andanada de medias verdades y descréditos, el acuerdo con Odebrecht se materializó en lo que hoy nos ha dejado a todos boquiabiertos. Las confesiones de Jorge Barata pintan de cuerpo entero a los gobiernos de los últimos 18 años; revelan a un Alejandro Toledo rufián y codicioso como él solo; y, en pocas palabras, llevaron al suicidio a Alan García por evitar enfrentarse a la justicia que él ya no supo controlar. Ni qué decir de los Humala, que enfrentarán la acusación que se anuncia para mañana; ni qué decir de Susana Villarán, que embarró el discurso progresista con su angurria brasileña.
Pero esa misma justicia que se transformó por un grupo de fiscales combativos y honestos hoy derrapa una vez más y nos muestra su versión más temeraria. Liberar a los abogados Chávez Sotelo —probadamente extorsionadores, documentadamente agitadores, certeramente delictivos— implica un retroceso no solo para la forma de hacer justicia en el Perú, sino para futuras inversiones que verán esto como un espanto. Eso y la amnistía que se cocina para delitos probados terminarán de ahuyentar el capital que viene en buena lid. ¿Qué nos querrá transmitir el presidente Vizcarra en su mensaje de julio próximo?
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