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Del martillo nacional al bisturí regional

“Sería razonable tener esfuerzos más focalizados y una estrategia que pase del martillo nacional al bisturí regional que reconozca estas diferencias, más allá de la hora del toque de queda”.

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Del martillo nacional al bisturí regional
Fecha Actualización
El gobierno busca alejarse del confinamiento estricto y dar paso a una cuarentena un poco más flexible, intentando encontrar un balance que evite la apertura desbocada. Aun así, coincido con quienes argumentan que se ha podido hilar bastante más fino. El daño que está dejando el virus a su paso no es igual en todo el país y la estrategia tendría que ser diferenciada para reconocer esa situación: mientras más del 50% de los fallecidos se concentra en Lima, Loreto y cuatro regiones del norte (Lambayeque, Piura, La Libertad y Tumbes), hay otras al centro y sur que han registrado menos de dos –o ningún– fallecido, como Moquegua, Ayacucho, Apurímac, San Martín, Huancavelica, Puno o Pasco.
Sería razonable tener esfuerzos más focalizados y una estrategia que pase del martillo nacional al bisturí regional que reconozca estas diferencias, más allá de la hora del toque de queda. No hay razón para sacrificar la economía de quienes viven donde el virus está relativamente controlado. Esto debería ser evidente, pero al momento de la práctica, como siempre, la realidad nos gana.
El Gobierno está siendo víctima del caos organizativo estatal y del fracaso de la descentralización, que se hace manifiesto en gobiernos regionales que no logran controlar la situación en su territorio y la ausencia de oficinas descentralizadas hábiles. Ni qué decir a los gobiernos distritales que en su mayoría son una gelatina de incapacidades, clientelismo y corrupción. ¿Cómo entrar a una estrategia focalizada sin entidades con capacidad instalada o autoridades confiables?
En este momento casi todo depende de lo que se pueda hacer, enviar o decidir desde Lima, lo que limita aún más la acción diferenciada y la transición al bisturí regional. Pero, mal de muchos, consuelo de tonto: los milagros no existen, pero este gobierno tendrá que hacer algo que se parezca a uno.