Ariel Segal [OPINIÓN]: “Israel: la pregunta”

La pregunta que se hacen los israelíes es esencial: ¿cómo es posible que los servicios de inteligencia del país y los altos dirigentes de las fuerzas armadas (IDF) no supieran que ocurriría un ataque de la dimensión y la sofisticación que ha hecho Hamas, que gobierna la Franja de Gaza, logrando que miembros de este grupo islamista terrorista penetraran por aire (parapentes), mar (botes) y tierra (rompiendo partes de la valla de separación con Israel) a cometer asesinatos y capturar rehenes en pocas horas?

La inteligencia israelí tiene satélites, radares, drones, expertos en cibernética y espionaje, y, además, conoce muy bien la mentalidad y las estrategias de Hamas, a quienes confrontan desde que surgió esta organización en 1987 y más aún luego de la retirada de Israel de Gaza, en 2005, cuando comenzaron sus ataques con cohetes y misiles a territorio israelí. Entonces, ¿cómo pudo haber una falla tan descomunal que significa la mayor negligencia de servicios de seguridad y defensa desde la ocurrida en la Guerra de Yom Kippur de 1973?

Es prematuro para saberlo, pero Israel ha pagado muy caro esa negligencia, con más de 100 muertos y centenares de heridos cuando aún el conflicto continúa porque hay terroristas agazapados en algunas ciudades del país.

Lo que está claro es que las políticas del gobierno de Netanyahu tienen una relación con la motivación de Hamas para atacar porque expertos en seguridad e, incluso, analistas políticos ya advertían que las divisiones causadas por el intento de reforma judicial han desmotivado a cientos de jóvenes reservistas a acudir a su servicio militar anual, y en otros casos, varios soldados bajaron la guardia como gesto de protesta ante lo que perciben como un ataque al sistema judicial que podría socavar a la democracia israelí.

Netanyahu, el hombre que durante años representó para los israelíes la personificación de la seguridad nacional, la puso en jaque esta vez por complacer a los socios ultranacionalistas y religiosos de su coalición, y para lograr impunidad ante acusaciones de corrupción. La historia lo juzgará.