Siete años después de haber regresado al Perú, asisto, atónito, a un fenómeno extraño y desconcertante. Cada cierto tiempo necesito regresar al país en que he sido más infeliz. Que Dios me perdone. He llegado al colmo de extrañar Estados Unidos.
Primer ministro chino pide al Partido Comunista que investigue su patrimonio, a tres días del inicio XVIII Congreso del organización política gobernante.
La defensa de los allegados al primer ministro chino desmintieron ciertas revelaciones sobre una fortuna oculta de su familia, como denunció el diario estadounidense.
Mi abuelo materno era español, gallego de Santiago de Compostela. Escapó de su casa a los 14 años, llegó como polizón de un barco a Brasil y luego recaló, vaya a saber por qué, en Rosario, mi ciudad natal.
Como escribió hace poco el New York Times, este período gubernamental estará signado por la batalla familiar del presidente del Perú. Aunque pretenda el jefe de Estado manejarlo con su rictus de silencio, la procesión va por dentro, y de qué manera.
Hace algunas semanas, en un artículo del New York Times sobre la familia Humala, un comentarista local la llamó una versión andina de los ‘Locos Adams’, y la verdad es que no se puede negar que derrochan peculiaridad.
La empresa ‘Tremor Enterprises’ con sede en Oklahoma y Nuevo México, fue intervenida por el Departamento de Justicia estadounidense. Se logró la captura de José Treviño Morales, hermano del segundo al mando del cártel.