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La vez que una publicidad mal planeada de Pepsi la obligaba a comprar un avión caza de combate a un joven [VIDEO]

La empresa no contó con que una publicidad con intercambio de puntos podría obligarla a comprarle una aeronave valorizada en 30 millones de dólares.

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(Foto: Chen Jimin/China News Service via Getty Images)
Fecha Actualización
Pepsi es una de las compañías más famosas de gaseosas, que invierte mucho en publicidad y promociones, especialmente en sectores donde la competencia es más fuerte. Sin embargo, una promoción mal planeada en 1996 los metió en serios aprietos.
En los años 90, la guerra de gaseosas entre Pepsi y Coca Cola era mítica y especialmente fuerte en esta década. Por ello, en 1995 Pepsi puso en marcha una aparentemente inocente promoción de puntos.
¿De qué se trataba? Simple, comprando latas o botellas de Pepsi, obtenías puntos que podías canjear por regalos, desde remeras hasta lentes de sol. Sin embargo, el anuncio publicado por la compañía incluyó algo que los pondría en aprietos: un caza de combate por 7 millones de puntos.
No cabe duda que el área de marketing de la compañía no creyó posible que alguien pudiera juntar esos 7 millones de puntos, lo que quizá era correcto de cierta manera, teniendo en cuenta que por botella podías conseguir 1 o 2 puntos.
Sin embargo, según David Vázquez de Business Insider, cometieron un error fatal: no hacer cálculos.
En el afán de vender más de sus productos, Pepsi incluyó letra pequeña en la promoción, la posibilidad de usar dinero para sustituir algunos puntos. A partir de 15 puntos de Pepsi, los que faltaran se podían completar con dinero a cambio de 10 centavos de dólar el punto.
Así pues, la compañía no se molestó en recordar que la aeronave estaba en su catálogo de premios. Un universitario llamado John Leonard sí hizo los cálculos: 7 millones de puntos eran 15 puntos 7 mil dólares, ¡para un avión valorizado en 30 millones de dólares! Toda una ganga.
En 1996 Pepsi recibió una extraña carta: 15 puntos Pepsi, un cheque de 700 mil dólares, 10 dólares para gastos de envío, y una petición: “Envíenme a casa mi avión de combate”.
Pepsi subestimó en demasía, por segunda vez, al joven. Le devolvieron unos puntos gratos y le recordaron que no podían darle el caza, porque era una broma.
Leonard se desentendió de la broma, él había seguido las reglas de la promoción y quería su premio. Llevó el caso a juicio y provocó una conmoción a nivel nacional.
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Muchos se ponían de parte de Leonard, era momento de que la letra pequeña de los contratos los ayudase a ganar, esta vez el cliente se iba a beneficiar de esas pequeñas letras.
Pero la jueza Kimba Maureen Wood, inesperadamente, le dio la razón a Pepsi, pues consideraba que el anuncio era una broma y no podía tomarse como un contrato, pese a que la letra pequeña en los anuncios sí lo son.
La Casa Blanca intervino en este polémico juicio señalando que ningún civil podría tener un caza de combate, a menos que este fuera desmilitarizado previamente.
La decisión final causó polémica, pues muchos expertos en temas jurídicos coinciden que el joven Leonard tenía la razón, y Pepsi debió haberle dado lo que prometió, pero no fue así.
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