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La secta del terror: escuela de Yoga funcionaba como organización que explotaba y esclavizaba a sus víctimas

Fue necesario realizar 50 allanamientos en simultáneo, para que las autoridades de Buenos Aires, Argentina, capturaran al menos a 24 miembros de una organización internacional que captaba a personas para someterlas a la servidumbre, explotación sexual, esclavitud y lavado de activos.

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En el centro Juan Percowicz, uno de los fundadores de la secta internacional Fundación Escuela de Yoga de Buenos Aires. (Foto: Twitter)
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Fue necesario realizar 50 allanamientos en simultáneo, para que las autoridades de Buenos Aires, Argentina, capturaran al menos a 24 miembros de una organización internacional que captaba a personas para someterlas a la servidumbre, explotación sexual, esclavitud y lavado de activos.
En una práctica que llevaría más de 30 años en el país, esta cúpula trabajaba bajo la fachada de una escuela de Yoga, con el rótulo de Fundación Escuela de Yoga de Buenos Aires; que tenía como sede principal un edificio en el barrio Villa Crespo y con filiales, incluso, en Estados Unidos, cuenta Clarin.
De acuerdo con las primeras investigaciones, la policía pudo comprobar que la secta vendía una filosofía sobre terminar con “los males del SIDA y las drogas” y prometía “el desarrollo de la felicidad”, por lo que captaban a personas vulnerables en busca de ayuda.
El operativo y la organización criminal
La policía lo denominó “Operación Secta Sociedad Anónima” y comenzó hace un año por una denuncia de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX).
Entre los detenidos, 19 serían integrantes de la banda criminal, que incluye a toda la cúpula de la organización en Argentina. Ellos serían acusados de trata de personas agravada por coerción, hurto, lavado de activos, asociación ilícita, ejercicio ilegal de la medicina, expendio irregular de medicamentos y tráfico de influencias.
Durante el operativo se decomisaron más de un millón de dólares, casi 2 millones de pesos, libras esterlinas, euros, material pornográfico, juguetes sexuales, títulos de propiedad y una camioneta en la sede central de Villa Crespo y también en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza.
En la mencionada terminal se detuvo a otros tres miembros, quienes estaban a punto de salir salir del país a realizar una serie de supuestas curas a Estados Unidos.
La mencionada escuela de Yoga se dedicaba a captar personas para incorporarlos a la organización y reducirlos a una situación de servidumbre. En otros casos, les ofrecían tratamientos medicamentos para curar sus adicciones.
Uno de ellos consistía en la “cura del sueño”, que consistía en un mix de pastillas y de alcohol, que podía extenderse por varios días y tenía como objetivo adormecer y aturdir a las personas. Supuestamente para combatir adicciones a las drogas.
Otra de las prácticas a la que sometían a sus víctimas era la explotación sexual. A las “alumnas” de la mencionada escuela las obligaban a buscar hombres con mucho dinero o que tengan algún cargo o puesto influyente en la política o la sociedad.
Quienes ingresaban a esta secta pagaban una membresía mensual, a la que denominaban “ceremonial”. También recaudaban dinero realizando charlas, clases de lectura, capacitaciones y otro tipo de actividades.
Todo el dinero recaudado durante estos años era ingresado ‘legalmente’ a través de fachadas creadas en el extranjero. Incluso los jefes de esta cúpula crearon su propio banco con el que planeaban comprar un edificio por casi un millón y medio de dólares.
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La denuncia de uno de los sobrevivientes
Pablo Salum, una de las víctimas que sobrevivió a esta secta, la noticia fue algo que esperó toda su vida. Su familia había sido captada y él pudo escapar cuando tenía 13 años; sin embargo, su madre y hermana se quedaron adentro.
Desde entonces fundó la ONG LibreMentes y milita activamente en redes sociales para combatir distintas sectas.
“Pasé de tener una familia hermosa, pasé a no tener nada. Nos dejaron totalmente destruidos”, declaró durante una transmisión en streaming, mientras denunciaba a otra organización.
“Tengo 30 años de lucha en esto. Acá está el nene al que le arruinaste la vida, había perdido la esperanza de tener justicia. Este es el final que estaba esperando para mi historia. Me encantaría que mi familia sepa que los estoy esperando”, finalizó.