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David Tuesta: “Nuestra esperanza ante el Congreso es el Tribunal Constitucional”

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Fecha Actualización
La crisis política que vive el país, el coronavirus y la aceptación en el Congreso de una moción para debatir la vacancia presidencial son la peor dosis de incertidumbre que podría recibir el país. Esto es lo que advierte el economista David Tuesta, quien analiza en qué falló el Ejecutivo al tratar de contener la pandemia y adelanta qué escenarios le esperan al Perú si algunos proyectos de ley del Parlamento son aprobados.
Hay unos audios divulgados que comprometen a Martín Vizcarra con el caso Swing y el Congreso ha planteado una moción de vacancia. ¿En el marco de la pandemia y la recuperación económica, cuál es el precio que puede pagar el país por este episodio de la política de los últimos días?
Lo que se genera es una situación de tensión, que aboga poco para la construcción de consenso para el impulso de políticas económicas razonables. Esto ya marca un quiebre, un enfrentamiento entre dos poderes que a la postre marcan el contexto del desarrollo de políticas económicas. Dada la gravedad del enfrentamiento, esto puede derivar en una inmovilidad en el ámbito económico, como mínimo. Y, como máximo, simplemente habría un resultado negativo. Esto implicaría que todas estas medidas que están esperando ser aprobadas (en el Congreso) comiencen a ser realidad. Esto ata de manos la posibilidad de hacer una buena gestión en el ámbito económico.
Varios analistas comentan que, más allá de que corresponda o no la figura, la vacancia presidencial sería un camino irresponsable por la coyuntura que vivimos. ¿Cómo nos afectaría en el manejo de la pandemia y en el plano económico que el Congreso aprobase la vacancia presidencial?
Esto lo que genera es que nos sigamos quedando en el piso. Lo que el Perú necesita no es solo rebotar, sino que necesita una perspectiva de crecimiento potencial sostenido a partir de 2021, 2022, 2023. Sea justo o no justo el tema de la vacancia, lo que es indudable para mí es que lo que te señala al final la propuesta de vacancia es que el poder puede quedar en manos de aquellos (el Parlamento) que ya han venido aprobando medidas malísimas para el crecimiento a largo plazo. Entonces, esto que era un gran susto hoy queda anticipado que ya puede ser una realidad. Esto es objetivo y lo hemos venido viendo; es lo que puede pasar.
Los intentos del Congreso por censurar a la ministra de Economía también contribuyen a la incertidumbre. Más allá del ámbito político, ¿cómo afecta esto al país en el plano económico y en cuanto a su reputación ante inversionistas extranjeros?
El primer elemento evidente es que, al estar enfrentando una pandemia, se necesita a una persona que esté a cargo, que tiene que ser una ministra que esté de principio a fin, impulsando las medidas (…). El segundo elemento es que el problema de los resultados económicos, que para nadie son satisfactorios, no dependen completamente de la gestión del Ministerio de Economía y Finanzas. Gran parte de esa caída depende directamente de una mala estrategia sanitaria, un mal esquema de cuarentena y un mal esquema de apertura de actividades, todo desordenado. Eso no depende del MEF, esa es una falla completa del Gobierno aunado a problemas estructurales (…). El tercer punto es que los inversionistas identifican claramente cuál es el otro virus que está acá y el otro virus es el Congreso. Esto ya se suma a un conjunto de iniciativas riesgosas que rompe con la institucionalidad.
Es una mala señal…
No es que al día siguiente el país va a estar en un desastre total, pero sí es el inicio de una catástrofe. La hiperinflación de finales de los 80 no se inició un año antes, comenzó desde inicios de los 80 y con el gobierno de Alan García; se aceleró en su momento con la introducción de control de precios, con la intención de estatizar la banca, el dólar MUC, el congelamiento de deudas en dólares. El inversionista sí percibe que las cosas que se están proponiendo acá se parecen mucho a lo que se hizo a inicios de los 80 y se parece mucho a como iniciaron los problemas en Venezuela hace 15 años.
¿Cómo calificaría las medidas que el Gobierno ha desplegado en estos meses contra la pandemia?
En gran medida se ha visto entorpecido por las condiciones estructurales que tiene el país. Eso complica cualquier decisión de política económica. Lamentablemente el tema de la informalidad y el bajo nivel de inclusión financiera han afectado la repartición de los bonos. Pero también hay que tener en cuenta que se han tomado decisiones que al día de hoy se ven erradas. La primera tiene que ver con la política sanitaria y de contención. Gran parte de la fuerte caída que venimos observando hasta la fecha y que es utilizada para las comparaciones con otros países nos ubican a la cabeza de las caídas (económicas) en el mundo. En gran medida eso se vio afectado por la cuarentena estricta como única herramienta.
¿Qué se puede hacer para que en 2021 no se repita una situación similar durante la recuperación de la economía? ¿Cómo evitar que al país le tome más tiempo del debido el proceso de reactivación económica?
Otro elemento que faltó mencionar es el Congreso. Yo creo que ahí hay una incertidumbre adicional a la que genera la pandemia. La pandemia ya te genera una incertidumbre grande, tanto por el lado de la oferta como de la demanda. Y si a ello le sumas la incertidumbre del Congreso, entonces te complica cualquier acción. Lo primero que habría que intentar solucionar es la incertidumbre política, donde no veo cómo podríamos lograr un equilibrio entre el Ejecutivo y el Parlamento. Y luego está el hecho de que gran parte de las medidas que podría dictar el Ejecutivo son cosas que creo que no van a hacer nunca. El primero es el tema de cómo van a mejorar la ejecución del gasto (…). Lo que se debe buscar es una forma de recentralizarlos, al menos durante la emergencia. Pero no creo que un Gobierno que ha tenido una visión regionalista quiera incurrir en ello. Veo un escenario muy complicado, con grandes barreras en el ámbito político y también en el ámbito ideológico.
Entre las iniciativas presentadas en el Parlamento, si mencionamos a los proyectos para los retiros totales o parciales de los aportes a las AFP o la ONP, ¿qué escenario podemos esperar para los afiliados que ya han hecho un retiro de sus fondos?
Esta ha sido una actitud muy irresponsable por parte del Congreso, muy alineada con un populismo extremo. Valdría la pena compararlo con otras partes del mundo y no son más de dos o tres países que han permitido el retiro del fondo previsional obligatorio porque otra cosa son los planes voluntarios (…). Se está planteando el retiro del 100% de los fondos para aquellos que no están en planilla hace un año y esa sí es una medida bastante indiscriminada. Partamos del supuesto de que vamos a usar los recursos para paliar un tema de vulnerabilidad, que es el argumento que se está dando. Es una medida desproporcionada porque nadie necesita, salvo que tengas muy poco (en el fondo) el 100% de su fondo. Es como deshacerte de tu casa para atender un tema de cortísimo plazo y ahí está la irresponsabilidad de nuestros padres de la patria. La medida no está focalizada.
Y hablando de la reforma del sistema de pensiones, ¿es prudente que esta se produzca en estos meses que le quedan al gobierno o sería mejor que se allane el camino hacia una reforma que sea hecha en la próxima administración?
¿Es el momento para realizar este tipo de medidas? No, pero ya está sobre la agenda y se ha puesto una comisión (en el Congreso) para que vea el tema. Hay un punto importante, y es que los fondos privados de pensiones han tenido un impacto muy relevante en el crecimiento sostenible del país, y también en la reducción de la pobreza. La reducción de la pobreza está relacionada en al menos un 80% u 85% con el crecimiento del país. Y sobre ese crecimiento, hay varios estudios que señalan que el Sistema Privado de Pensiones ha incorporado al menos entre 0.5 y un punto porcentual de crecimiento del país. Si uno hace un estimado directo a la pobreza, si no hubiera fondos privados de pensiones, hoy el nivel de la pobreza sería de 4% más. Estaríamos hablando de que habría un millón o un millón y medio más de pobres en el país.
Hay otras iniciativas de gasto, como la de la contratación automática en planilla de trabajadores del Minsa y Essalud. En un contexto de alto gasto y déficit fiscal, ¿cómo deberá lidiar el Gobierno con una situación como esta más allá de observar las normas?
El jugador central, a estas alturas del partido, debe ser el Tribunal Constitucional (TC). Necesitamos un TC que actúe pronto y de forma oportuna. Se necesita un Tribunal Constitucional para un momento de guerra política de ataque a las instituciones. El Tribunal Constitucional, hoy, debe mostrar que es una institución que sirve y que lo hace incluso para estas situaciones muy complejas porque, al final, el Congreso va a terminar sacando las normas por insistencia. Y en algunos casos hay muy poco espacio (tiempo) para poder detenerlas. Por ejemplo, en el caso de la ONP, si uno empieza a repartir dinero (forzado por una ley), ¿cómo se detiene eso si el TC llega tarde? ¿O cómo se revierte el caso de Essalud y más aún si tiene un efecto espejo en otros sectores del Estado? (…). Hoy nuestra única esperanza ante el Congreso es el Tribunal Constitucional.
Si damos una mirada a los proyectos que se presentan, ¿qué tanto de lo propuesto y aprobado corresponde a sabotaje político y qué tanto a desconocimiento e intentos de generar votos?
De todo lo mencionado, creo que el hilo conductor es lo último. Es un Congreso de corto periodo, previo a elecciones y si todos los congresos han ido peor y su objetivo siempre han sido los votos futuros, este lo tiene muchísimo más claro. Hay varios que aspiran a ser gobernadores regionales, alcaldes, candidatos a la presidencia, y ven esta oportunidad donde todo vale y son otros los objetivos. O también (existen) objetivos de negocio, que pueden tener algunos porque hay denuncias de mafias detrás de algunos de estos movimientos políticos.
Datos
-“Creo que ha habido empresas relevantes en el ámbito logístico que pudieron haber apoyado (durante la emergencia), pero el Gobierno las dejó al margen”.
-“Creo que es fácil anticipar que el escenario político va a dominar hoy más que nunca las decisiones de inversión en el sector privado. Yo espero un rebote por la caída que hemos tenido, pero no un rebote tan optimista como el que está esperando el Gobierno”.