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[Opinión] Qué hacemos para tener más y mejores deportistas

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La historia de Jovana me resulta inspiradora. A su esfuerzo como corredora de élite, se suma que es madre de dos niñas, por las que se desvela sin descuidar su nivel profesional.
Fecha Actualización
Por: Juan Carlos Llanos Morales
A los ocho años, Jovana De La Cruz Capani corrió una carrera para niños en el pueblo de Yauli en Junín. Su mamá Martina la inscribió porque había visto en Jovana una gran habilidad, ella era muy inquieta desde pequeña, siempre corriendo y trepándose a los árboles, siempre en movimiento. Aquella vez, a Jovana le fue muy mal pero su mamá nunca dejó de apoyarla.
Si Jovana se hubiera desanimado aquel día, no tendríamos a la corredora que hace unos días nos representó en las Olimpiadas de Tokio. Desde el inicio de su carrera, ella se planteó grandes metas y las está alcanzando no solo por su buen nivel de entrenamiento, sino debido al apoyo de su familia, de muchas personas y organizaciones.
La historia de Jovana me resulta inspiradora. A su esfuerzo como corredora de élite, se suma que es madre de dos niñas, por las que se desvela sin descuidar su nivel profesional. ¿Cuántas historias así existen entre nuestros deportistas? Mi trabajo como gestor de comunicación de LIMA EXPRESA, la concesionaria vial que tiene como embajadora de marca a Jovana De La Cruz, me ha permitido profundizar en estas historias tan apasionantes y a la vez tan desafiantes.
Antes de llegar a las Olimpiadas de Tokio 2020, Jovana necesitaba conseguir su cupo y ese objetivo se complicó por dos motivos principales, su segundo embarazo y varias lesiones que le impidieron entrenar y competir en eventos como los Panamericanos de Lima 2019. Para colmo, llegó la pandemia y se restringieron los entrenamientos. Con mucho en contra, Jovana se decía “Los tiempos de Dios son perfectos, yo sé que van a venir mejores cosas”.
Durante el 2019 y 2020 perdió el apoyo del Estado, pero nunca dejó de contar con el soporte de su familia, sobre todo de su madre, de su equipo encabezado por su entrenador Rodolfo Gómez y de sus auspiciadores de esos años, minera Buenaventura y Nike. La pandemia obligó el aplazamiento de las Olimpiadas, y con este anuncio, volvió la esperanza de participar y ganar su cupo.
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El 23 de mayo de este año, Jovana corría en la Costa Verde, en el campeonato que era la última oportunidad para llegar a Tokio. Jovana obtuvo el primer lugar y el asiento 21 entre los deportistas que representarían al Perú en las próximas Olimpiadas. Con ese cupo, Jovana volvió a contar con el apoyo de la Federación Peruana de Atletismo para su preparación, pero solo quedaban unos pocos meses para viajar.
Ya en Tokio, Jovana se posicionó como la segunda mejor latinoamericana, después de Gladys Tejeda. El Perú obtuvo las dos mejores posiciones latinoamericanas con las únicas dos corredoras que nos representaron en la maratón femenina. Aquella tarde de la maratón, recuerdo como las redes sociales se inundaban de buenos deseos para las dos corredoras. Otros pocos criticaban porque ninguna de las dos había conseguido una medalla.
Los deportes apasionan a los protagonistas, pero también a los espectadores. Son una fórmula mágica para unir naciones y generar un gran sentido de pertenencia en los países. Lo vivimos en el Mundial de Rusia. Necesitamos más momentos así y no podemos dejárselo todo al futbol. Ver las Olimpiadas de Tokio 2020 me han dejado, otra vez, sorprendido por la cantidad de deportes y calidad de deportistas que desfilan cada día. Para las siguientes olimpiadas en Paris, tenemos la oportunidad de tener un mayor número de representantes y de involucrarnos más, cada uno desde su posición.
Los medios tienen una gran responsabilidad. Si queremos tener fans de otros deportes y llenar estadios que no sean de futbol, las personas tienen que conocer otras disciplinas. Los medios son los enlaces para que las personas lleguen a ellas. Cada deporte tiene historias apasionantes e inspiradoras. En los últimos días he visto algunos espacios periodísticos para los paratletas que nos representan en los Juegos Paralímpicos, es una muestra de lo mucho que se puede hacer.
La ciudadanía y las familias tienen otro gran papel. Primero, pueden apoyar a los deportistas acudiendo a los espacios deportivos en la medida que se permita con aforos limitados y, por otra parte, dejar el lado crítico y omnipotente que muchos adoptan por redes sociales y por Whatsapp. En las últimas olimpiadas, algunos criticaban el papel de nuestras deportistas. Practiquemos más la humildad, motivemos a nuestros hijos, reaprendamos a emocionarnos por los buenos momentos, pero también por aquellos que no terminan en victorias, sino en aprendizajes y esfuerzos destacables.
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El sector público podría trabajar bajo una visión más estratégica, comenzando por verificar la situación de cada deporte, cómo se brindan los apoyos y cómo se controla para que lleguen a las personas que de verdad lo necesitan. En el deporte también hay corrupción y hay que poner un ojo y más.
El deporte es un gran espacio para fortalecer la reputación de las empresas. Es una tarea pendiente de muchas organizaciones el identificar cuál es el territorio deportivo o el campo en el que se podrían mover con mayor coherencia, cuáles son los valores y las figuras personales con las que más se podrían identificar. A partir de estas reflexiones, podrían elegir con mejor certeza a qué deporte o deportista apoyar. Y nuevamente, no todo es futbol.
Hoy, la relación de LIMA EXPRESA con Jovana es de largo plazo, queremos que ella corra tranquila; sin embargo, cientos de deportistas también requieren apoyo. Ella desearía que el trabajo del Estado sea más en equipo y coordinado entre los Gobiernos Regionales, las Federaciones y la empresa privada. Si buscamos mejores resultados en las siguientes Olimpiadas y Panamericanos, atendamos las necesidades con pasión, creatividad y, sobre todo, unidos.
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