El legado del Flaco

El ‘Flaco’ es muchísimo más que un técnico, es un legado y su nombre, o su apellido, marcó la historia de la albiceleste en las tres Copas del Mundo que ganó: la refundó como DT en 1978, inspiró a Bilardo en 1986 y fue el director en 2022.

En el primer mundial, fue el profesor que hizo que los jugadores de su país se interesaran por vestir sus colores tras demostrar sus galones con el mejor Huracán de la historia, el del buen toque, y también el que formó el sentimiento albiceleste.

Necesitados de un triunfo, César Luis Menotti les dio más que eso, los puso en lo más alto del mundo y les bordó una estrella, la primera, en el pecho. Nunca antes los argentinos estuvieron tan orgullosos de serlo y de decirlo. Todo gracias al rosarino.

Años más tarde y ahora desde el FC Barcelona, el ‘Flaco’ reveló que se reunió con su sucesor, Carlos Bilardo, a quien aconsejó hasta el cansancio, pero hizo todo lo contrario fundando el segundo más grande movimiento futbolístico argentino, el antimenottismo.

Hasta hoy, antes de entrar en cualquier debate futbolístico o discusión, el argentino siempre pregunta si “eres menottista o bilardista”, dos antónimos tan grandes como el buen toque y el ‘practiquismo’, como elegir a Pep Guardiola o a José Mourinho.

Y en el título de 1986 no solo influyó por antagonismo, no. También lo hizo en el alma del mejor jugador —para muchos— de la historia de Argentina, sí, Diego Armando Maradona, a quien sacó campeón del mundo siete años antes en el torneo Sub-20 de Japón.

Así, mientras todos los técnicos subsiguientes se debatían entre menottismo y bilardismo, llegó 2022, el último título de campeón del mundo que ganaron los argentinos. Y sí, el ‘Flaco’ —obviamente— también fue parte de ese equipo.

Desde 2019, el ‘profe’ volvió a la Selección de Argentina, al equipo de sus amores, y, ahora como director de selecciones, pudo trasladarle toda su experiencia al quinto entrenador más joven en la historia en ganar una Copa del Mundo.

¿Coincidencia? No, señores. César Luis Menotti resume toda la historia del fútbol argentino en su nombre y, aunque haya dejado de existir ayer a los 85 años, lo que nunca desaparecerá será su legado en el balompié y en nuestros corazones. ¡Viva el buen toque!