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The Cure: Los oscuros iluminados

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Fecha Actualización
No fue un concierto que las bandas entradas en años dan para complacer al público que quiere una seguidilla de grandes éxitos. No. Lo de The Cure fue, según entendidos, el agradecimiento de una megabanda al público que hace 10 años los recibió con devoción y que asumió la llegada de Smith como la segunda venida de un Cristo que vino a profesar: deprímanse los unos a los otros, como yo los he deprimido.
Banda inglesa, hora inglesa. 8:30 p.m., el grupo subió al escenario. El agradecimiento de The Cure al público limeño se palpó en todo momento: desde el atuendo de Smith (polo con la figura del Gato de las líneas de Nasca), las ocasionales sonrisas tímidas que lanzaba al público cuando los escuchaba corear, el sonido impecable y un setlist lleno de éxitos, así como raras avis de lo mejor de su discografía.
Arrancaron con “Alone”, un tema reciente; le siguieron otras conocidas por el público como “Pictures of You” y “High”.
“Lullaby”, “The Walk”, “Close to Me”, “Why Can’t I Be You” y “Boys Don’t Cry” sellaron la complicidad de la noche.
Punto aparte fue el bajo de Simon Gallup. Figura de culto entre los fans, fue el único que salió a tomarse fotos con quienes aguardaban frente al hotel al día siguiente del concierto. Por cierto, durante la estadía de la banda en Lima, no abandonaron el hotel Belmond Park Plaza. Se movieron entre la piscina y el bar.
Una década después de su primer concierto en Lima, la banda se fue agradecida. Incluso, se les escuchó mencionar que fue el mejor público con el que se habían encontrado. Y para el público, sin duda, fue una de las mejores noches del año, una noche de dulce nostalgia en la que The Cure fue la cura, la cura de los dolores diarios sublimados, de la desesperanza y de la oscura alegría de saber que siempre nos quedan los viernes para enamorarnos.
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