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René Gastelumendi: "Con la literatura tengo las mismas dudas y certezas”

“A todos nos da miedo ser perdedores. A veces eres perdedor y puede ser maravilloso serlo. No tienes que ganar siempre. Generalmente pierdes y tienes que buscar lo bueno de perder. No puedes vivir todo el tiempo tratando de ganar”, dice en su debut literario.

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“En casa de mis abuelos (en Pacasmayo) hay una terraza frente al mar y pasé un buen tiempo con ellos. Ahí fue el primer encuentro cercano con el mar”, declara Gastelumendi (Renzo Salazar/Perú21).
Fecha Actualización
Ha estado en medio de una balacera y no ha cedido al miedo. Pero cuando le ha tocado enfrentarse a una ola grande, sí ha retrocedido. Me dice que “hay cosas que uno no puede vencer” y le pregunto: ¿qué tiene una ola grande que no tiene una bala? Se queda en silencio unos segundos y piensa su respuesta. “Puede ser que la bala no te caiga, pero si te agarra la ola de todas maneras algo te va a pasar. Nunca me ha caído una bala y sí me ha revolcado una ola grande, y la he pasado realmente mal”, confiesa el conocido periodista y frustrado tablista profesional.
René Gastelumendi acaba de publicar su primer libro, 'Litoral' (Planeta), que trae nueve relatos relacionados, directa e indirectamente, con el mar y con su labor como hombre de prensa. Para el autor, este conjunto limita con los pequeños triunfos de la vida, pero le propongo que también con las grandes derrotas.
Vive frente al mar. Son casi las 7 de la noche y desde su departamento sobre el malecón de Chorrillos vemos ese enorme manto oscuro amenazante y aparentemente vacío, pero que también tiene magia, estética e incluso otorga sosiego. Esta entrevista discurre en la orilla del periodismo, la literatura, la vida y el mar.
¿Hubieses preferido ser tablista que periodista?
No. Soy tablista porque es el único deporte que me gusta practicar. Pero prefiero tratar de ser un buen periodista o escritor que tratar de ser un buen tablista.
¿Pero intentaste ser un buen tablista?
Trato. Un cuento de 'Litoral' es la expiación de un complejo de no poder ser un gran tablista, es como una rendición.
¿Desde qué edad lo intentaste?
Mira, lo sigo intentando. Pero ya no tengo grandes aspiraciones en el mundo del surfing. Lo intenté de verdad hasta hace 10 años. Nunca pude alcanzar el nivel que quería. Hacía buenas maniobras, pero era un poco cobarde con las olas grandes. No tenía los huevos para correr las olas grandes.
¿Hasta ahora está instalada esa cobardía?
Este... sí.
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¿Cómo nace tu relación con el mar?
Mi infancia transcurrió en Pacasmayo. Mi familia materna es de allá. En la casa de mis abuelos hay una terraza frente al mar y pasé un buen tiempo con ellos. Ahí fue el primer encuentro cercano con el mar. Es un puerto donde en sus calles se cuelan las aguas del mar. Eso forjó mi relación con el mar.
A propósito del nombre del libro, ¿el periodismo es una suerte de litoral?
La vida tiene muchos litorales, que los cruzas y hay encuentros que son inolvidables. En el periodismo tienes que contar lo que debes con rigurosidad; en cambio, en la literatura puedes contar lo que quieras. Pero un cuento también es una reflexión y denuncia encubiertas. En ese sentido, el libro propone reflexiones sobre la vergüenza, como ocurre en los tres primeros cuentos.
Pero creo que también son relatos sobre la derrota.
Es como no tener miedo a ser un loser.
¿Has tenido miedo de ser un loser?
Creo que a todos nos da miedo ser perdedores. A veces eres perdedor y puede ser maravilloso ser perdedor. No tienes que ganar siempre. Generalmente pierdes y tienes que buscar lo bueno de perder. No puedes vivir todo el tiempo tratando de ganar.
¿Has tenido más triunfos que derrotas o al revés?
(Risas). Yo creo que un empate. Felizmente, y con eso me doy por muy bien servido.
¿El periodismo ha equilibrado la balanza?
Yo creo que sí. El periodismo equilibró la balanza cuando yo me sentía un absoluto perdedor en la universidad, porque no sabía bien qué quería hacer. Sobre todo porque hice la universidad con ricachones contra quienes, de alguna forma, tenía que competir, lo que me hacía más consciente de mis limitaciones.
Tú no eras “ricachón”.
Ni era ni soy. Si a eso le sumas ser hijo de padres divorciados y la comparación que se hace con hogares funcionales...
¿Eso te afectó mucho?
Más que afectarme influyó mucho en quién soy. Sí, definitivamente, me marcó, para bien y para mal. Pero tener dificultades de niño te ayuda a estar más preparado para esta supervivencia.
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¿Antes del periodismo fuiste como un bote a la deriva?
En el periodismo tuve el privilegio de encontrar un puerto, uno que me gusta. Es algo que le tengo que agradecer a la vida.
¿Escribir tu primer libro qué sería?
Es como un segundo bote, porque tengo las mismas dudas, inseguridades, pero también la misma pasión y certezas. Cuando haces lo que quieres, tarde o temprano llegas a buen puerto. Con la literatura tengo la sensación de que se ha abierto una puerta en mi historia personal. Y el periodismo es mi barco seguro.
Pero la literatura es navegar en otras aguas.
Y lo necesitaba.
¿Esas aguas de la literatura no son más peligrosas?
Depende de cómo lo veas. Te pueden hacer puré, pero no hay que creerse los halagos ni deprimirse por las críticas. Prefiero quedarme con la idea de que lo logré, que este es un primer paso, tener fe en que el libro sea leído y que quienes lo lean se sientan identificados.
¿Publicar ya es un triunfo?
Así es.
¿Qué triunfos quisieras que lleguen?
Publicar una novela, lograr un programa de entrevistas y poder seguir viviendo de lo que me gusta.
¿El temor a la derrota se va o siempre se vive con él?
Siempre está y estos cuentos son también un homenaje a las derrotas, pero también a los pequeños triunfos.
Autoficha:
“Soy René Roberto Gastelumendi Luna. Tengo 47 años. Estudié en el colegio Maristas de Miraflores y muchos de los cuentos de Litoral ocurren en ese distrito, que es donde nací. Estoy casado y tengo una hijita. Estudié Derecho en la Universidad de Lima y terminé ejerciendo el periodismo”.
- “Desde que estudiaba estuve en coqueteos con el periodismo, que lo aprendí en la cancha. Pero tenía una predisposición, porque el Derecho te da una plataforma muy interesante para poder ejercerlo, porque te ayuda a entender, por ejemplo, cómo funciona el Estado”.
- “Mis referentes en general son el chileno Roberto Bolaño, el peruano Julio Ramón Ribeyro, el centroamericano Rey Rosa. También los nacionales Fernando Ampuero y Antonio Cisneros. La idea es, a partir de estas influencias, lograr una voz propia. En mis planes ya tengo mi próximo libro, una novela”.