Mafalda con nosotros: Conoce la historia de esta escultura que será puesta en una banca de Barranco

La obra de Mafalda está compuesta por 10 libros que reúnen sus historietas. Lo suficiente para formar parte ya de la cultura latinoamericana. Por ejemplo, ir a Argentina es visitar el barrio porteño de San Telmo, pero es también ir a visitar a Mafalda. Ahí, sobre una banca en la calle Chile, la niña sonriente espera a todo aquel que la reconozca. Si alguien se pusiera a contar las fotografías que los turistas aprovechan a tomarse, no terminaría nunca.

La escultura de San Telmo tiene a la pequeña con su vestido verde y fue puesta ahí por el artista Pablo Irrgang en 2009. El lugar no fue escogido al azar, ya que a pocos metros vivió por muchos años ‘Quino’. Tener una escultura de la intrépida niña gustó tanto que a la fecha hay siete figuras más rondando por el mundo. A la de San Telmo se sumaron nuevas versiones para Mendoza (Argentina), San Salvador de Jujuy (Argentina), Mar de Cobo (Argentina), Oviedo (España), Santa Coloma de Gramanet (España) y Baruta (Venezuela).

Pero a estas alturas, Lima, donde posiblemente son miles los que aprendieron a leer con sus historias, no podía quedar fuera de este circuito. Es por ello que la Embajada de Argentina en el Perú y la Municipalidad de Barranco unieron esfuerzos para traer una escultura de Mafalda. El lugar finalmente escogido para que nos acompañe fue el Boulevard Saenz Peña, en Barranco. El lugar en honor a un expresidente argentino combina también con la Plazuela Gardel ubicada a pocos metros. Se forma así un circuito argentino en Barranco.

“Nos llena de orgullo poder ofrecer a la comunidad de Barranco y a toda Lima esta escultura de un personaje tan entrañable para los argentinos, un personaje con una idiosincrasia y una perspicacia tal que sigue aún vigente a pesar de que su última publicación fue hace 50 años”, cuenta a Perú21, emocionado, el embajador argentino en Lima, Enrique Vaca Narvaja, mientras acomoda la escultura con sumo cuidado en uno de los sillones de la embajada, donde permanece antes de ser instalada para quedar eternizada en Barranco.

A diferencia de sus otras versiones, Pablo Irrgang decidió que la Mafalda limeña tenga vestido amarillo oro. La sonrisa será la misma, al igual que la dulzura y picardía. Mafalda estará sentada a partir del jueves 21 al mediodía dispuesta a conversar con todos nosotros.

El hecho de qué Mafalda siga presente a 59 años de su creación indica que nada ha cambiado demasiado y que las preocupaciones del mundo actual son muy similares aquellas que describe Quino en sus tiras. Siguen habiendo guerras, sigue habiendo dominación del hombre sobre la mujer, siguen primando los  intereses económicos por sobre las preocupaciones humanitarias, sigue  cometiéndose violaciones sistemática a los derechos humanos, existen aún -a pesar de que hemos tomado algo de conciencia- crímenes ecológicos que hacen del mundo, especialmente en los últimos 80 años, un lugar muy insalubre que está rápidamente transformándolo en un planeta enfermo.

El legado de Quino está presente tanto en la obra que componen los 10 libros publicados sobre las tiras aparecidas en la revista Siete días, como en las casi 2000 páginas que componen su obra mayor, que es aquella que produjo antes de Mafalda y posteriormente, a partir de 1974 y que es de una actualidad y universalidad que lo constituye, sin lugar a dudas en un clásico.

Las esculturas de Pablo Irrgang cuentan con la aprobación de Quino y son una bella manera de materializar en espacios públicos la figura de Mafalda. Estamos muy contentos de que siga habiendo cada vez más Mafaldas en distintas ciudades del planeta.

Sí, hubo ahí un gesto de cariño y complicidad en nombrar al hermanito de Mafalda con mi nombre (…). Tengo muchos recuerdos tanto de él como de mi tía Alicia que fueron muy importantes en mi vida, como joven estudiante de música, luego profesional, y con los que compartí su amor por la música, por el cine especialmente, y quienes me ayudaron a formarme en una opinión crítica  sobre el acontecer político mundial. De él,  especialmente, admiré siempre —y ha sido para mí un ejemplo— esa obsesión por el detalle, por la síntesis, por la permanencia en el trabajo de una idea que, evidentemente, lo llevó a ser un grande.