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Ismael Cala: “Es el mejor momento para venir al Perú, hay que llevar luz”

Ismael Cala: “Es el mejor momento para venir al Perú, hay que llevar luz”

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“Mi punto de partida empezó a los 15 años. Era un adolescente que vio a su papá enfermo en un hospital psiquiátrico”. (Eduardo Cavero) ISMAEL CALA PERIODISTA, ESCRITOR, PRESENTADO DE RADIO Y TELEVISION CUBANO FOTOS: EDUARDO CAVERO
Fecha Actualización
Es multifacético. A lo largo de toda su vida se ha desempeñado como periodista, escritor, conferencista y presentador de radio y televisión. Es autor de best sellers en temas de liderazgo, emprendimiento y desarrollo personal. Ismael Cala llega a nuestro país después de cuatro años desde su última visita y ahora lo hace en medio de una turbulencia política, de protestas y movilizaciones. No obstante, eso no lo ha detenido. “Donde hay oscuridad, hay que llevar luz”, afirma y sonríe. Soy la cuarta periodista que espera para entrevistarlo. Sin embargo, no parece cansado; al contrario, nos pide paciencia y que no tengamos reparos en preguntarle de todos los temas, incluso de interés nacional. Va contando a los colegas que dejó el periodismo en 2016 para tomar el camino del autoconocimiento. El 18 de marzo brindará el seminario Maestría de Vida, con dos historias de éxito en nuestro país, una de ellas, la del padre Omar, que trabaja en la diócesis de Lurín. Pasaron los 30 minutos, llegó mi turno.
-¿Se puede hacer una “maestría de vida”?
Se debería hacer una maestría de vida. Hay gente que se pasa dos o tres años quemándose las pestañas en una universidad, luego cuelgan el título en la pared, cinco años después les preguntas de qué tema fue la maestría y ni nos acordamos; seguro algo quedará, pero mucho se va. Entonces, el gran reto es autoconocerse, lo que yo llamo el desarrollo del ser. Lo dijo Sócrates desde hace siglos: “Conócete a ti mismo para que cuides bien de ti”. Esa frase es muy importante. ¿Por qué la gente habla con tanto desparpajo de lo ocupada que está, usando una palabra tan peligrosa como “estrés”? Muchas personas dicen “estoy estresada(o)” y muchas personas no saben que, cuando dicen esa palabra por largo periodo de tiempo, estás haciéndote una sentencia de poca salud. Porque el estrés es eso, una neuroquímica de desbalance, de cortisol, de adrenalina de manera que cuando alguien se mantiene en el ‘distrés’ (estrés malo y crónico) termina en úlcera, cáncer, gastritis, etc. ¿Eso nos lo enseñaron en la escuela? No, a mí no me hablaron de mi cerebro y de cómo funciona para hackearlo. Son cosas que, lamentablemente, recién las están empezando a incluir en otros países. En eso se basa la maestría.

- ¿Desde ese autoconocimiento te has cuestionado?
Claro, y ahí viene el ¿para qué naciste? ¿Naciste para ser abogada?, respuesta incorrecta. ¿Naciste para hacer hijos?, respuesta incorrecta, porque tú no eres un conejo. ¿Para qué hemos nacido los seres humanos? Para la expansión, para crecer con libre albedrío e imaginación infinita, para crear una vida de prosperidad y abundancia. Estas son cosas importantes, porque a partir de ahora podemos cambiar hábitos; este es el inicio de un acompañamiento que hago a través de eventos on- line o seminarios. El seminario es el punto de partida.

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- ¿Cuál fue tu punto de partida?
¡Wow!, mi punto de partida empezó cuando yo tenía 15 años, por una desesperación. Era un adolescente que vio a su papá enfermo en un hospital psiquiátrico, después de haber sido un exitoso ingeniero químico de la industria de azúcar en Cuba, pero las voces de su cerebro, lo que se llama esquizofrenia, le cortaron su vida productiva. Realmente a los 15 años me tocó cuestionarme: ¿realmente este será mi futuro? La mayoría de los jóvenes quiere ser como su madre o padre. Pero, en cambio, yo crecí viendo cómo a mi padre le realizaban electroshocks; no quería que ese fuera mi espejo. Mi poco conocimiento y poca autoestima por esa situación hizo que mi madre me llevara al psiquiatra y me medicara con un ansiolítico antidepresivo. Ese fue mi punto de partida. A ello se le añade una necesidad de preguntar por qué tanto secretismo en mi familia con el tema del suicido de mi abuelito, de mi tía y preguntarle a mi padre por qué perdió su bracito a los 8 años; todo es muy difícil de procesar. Y nadie te habla de esto. Es lo que pasa con muchos adolescentes; por eso hay suicidios a esa edad tan crítica donde un ser humano intenta encontrar su autonomía. A mí eso me llevó al autoestudio.

- ¿Cómo acompañaste esto con tu labor de periodista?
Esto no lo hizo Ismael solo. Si hay algo que a mí me da mucha alegría, es que en CNN en Español hicimos un trabajo de acompañar y aportar y no solamente reportar. Yo siempre he dicho que como periodista tú no puedes ser un ave de mal agüero. No concibo que tu día como periodista sea para narrar o transmitir lo peor en tu país. Yo no nací para eso. Y es triste que alguien nazca para eso. Nosotros tenemos una responsabilidad; reporto y aporto. Soy parte de la solución, no soy parte del problema. Si lo único que hago es colocar música tensa, elevar mi tono de voz y decir: “50 muertos en Lima, Perú”, y me quedo ahí, yo no puedo dormir tranquilo, no como otros colegas míos lo hacen. Nosotros tenemos que ser parte de la solución y ser parte de la solución no es dramatizar la crisis, es decirle a la gente: “Juntos podemos elevar nuestra conciencia para salir de la crisis”. Eso es aportar. Gracias a Dios, CNN me permitió aportar.

- ¿Cómo ves al Perú después de cuatro años?
Yo veo gente que está logrando de una inestabilidad, una nueva normalidad. Que, en vez de estar sentada cruzada de brazos, para ver cuándo serán las nuevas elecciones, dice: ¿cómo puedo hacer para que el país no se estanque y progrese? Cuando yo dije que iba a hacer este evento, muchos me preguntaron ‘¿vas a hacerlo sabiendo como están las cosas en Perú?’. Yo dije que es el mejor momento y es donde más se necesita llevar luz a una trinchera turbia. Si uno se va con su tanquecito de fe y esperanza, empiezas a ver todo mucho mejor que ayer.
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