'Un cuento para el invierno': Cuando la locura vuelve al rey en un tirano

Cuando la razón se nubla ante lo infundado, las tragedias empiezan a ocurrir afectando al círculo más cercano. Este es el caso de Leontes, el noble rey de Sicilia, quien cegado por los celos y sospechas de que su mujer lo engaña con su mejor amigo, se convierte en un completo tirano. Su historia y los hechos que desencadenan el descontrol de sus impulsos y poder se representan en Un cuento para el invierno de William Shakespeare, en el Teatro Británico.

['Un cuento para el invierno', de William Shakespeare, en el Teatro Británico]

La obra teatral cuenta la historia del rey de Sicilia, quien enfermo de celos manda a matar a su amigo de infancia, Polixenes, rey de Bohemia, por la sospecha infundada de que mantiene una relación clandestina con la reina Hermiona. La acusación desencadena una serie de desgracias y enredos que marcarán la vida y destinos de los personajes.

ACTUACIONES DESTACADASLa obra, dirigida por el experimentado Alberto Isola, cuenta con las actuaciones principales de Leonardo Torres Vilar y Miguel Iza, quienes interpretan a Leontes, rey de Sicilia, y a Polixenes, rey de Bohemia, respectivamente. Cabe destacar la actuación de Alejandra Guerra, quien en el papel de Hermiona se encuentra a cargo de una impactante escena antes de finalizar el primer acto. Igualmente, la participación de Alberick García, como el pícaro Autólico, se roba la atención y simpatía del público en el segundo acto.

La obra destaca también por el vestuario, a cargo del diseñador Ricardo Pedreschi, y el maquillaje y peinado por Rocío Vásquez. Igual de importante es la escenografía que traslada al espectador a la corte del rey de Sicilia y al bosque de Bohemia.

La obra, desde el principio, envuelve al espectador en la amistad de Leontes y Políxenes. Eventualmente, los asistentes se vuelven parte de las inseguridades del rey de Sicilia a través de sus conjeturas que luego se transforman en delirio. La puesta en escena muestra momentos trágicos, pero también cómicos, a partir del segundo acto. Pese a este equilibrio, el desenlace, que tiene la mayor carga emocional, termina causando risas en los asistentes, fallando así la trascendencia e impacto del perdón y la reconciliación.

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