“Anatomía de una caída”: Una verdad encubierta [RESEÑA]

Sandra (Sandra Hüller) y Samuel (Samuel Theis) viven una vida aparentemente idílica en las montañas de Francia junto a su hijo de 11 años. Sin embargo, todo cambia el día que Samuel pierde la vida tras caer por la ventana de la casa. Sandra es acusada de asesinato y así comienza un enjuiciamiento para aclarar la verdad. Mientras tanto, se van revelando mayores detalles acerca de su matrimonio.

En “Anatomía de una caída” no veremos solamente una autopsia de todo el proceso judicial que entalla un asesinato; también observaremos, trozo por trozo, cómo un matrimonio se ha venido desmoronando a lo largo de los años. En medio, la pareja ha ignorado todas las alarmas. Se trata de un drama familiar, además de judicial.

La cinta en sí misma puede verse como un Test de Rorschach. A pesar de que busca presentar los eventos de manera objetiva, frente a la falta de claridad de algunas de las motivaciones de los personajes solo podemos aportar nuestras propias conclusiones a la trama. El guion tiene la ambigüedad a su favor, permitiendo que las audiencias puedan interactuar con la trama.

Asimismo, la película juega con la idea del aislamiento; por ejemplo, cuando a la madre le cuesta hablar el idioma local o el hecho de que su hijo sea ligeramente ciego. Ahí hay una falta de comunicación no solo entre la familia, sino entre los hechos. Con la falta de claridad es más complicado llegar a una conclusión satisfactoria acerca de la muerte durante el proceso judicial. ¿Cómo pueden asegurar que fue un accidente, un asesinato o un suicidio si los hechos se contradicen entre sí? La directora, Justine Triet, quiso jugar con la idea de que los medios y los agentes ajenos aportan bastante a temas como crímenes y disputas familiares.

Con interpretaciones de lujo (Sandra Hüller es la grata aparición de esta temporada) y una cinematografía amplia y extensa, Anatomía de una caída brinda una sensación más personal al género cansado del drama judicial. Está en cines.